Ceferino invade Nueva Thule
Apenas
unos cuantos segundos después de que recuperara milagrosamente la vista, tuvo
nuevamente otra de sus visiones remotas, esta vez del archipiélago de Nueva
Thule y logró contemplar las muchas instalaciones que habían en sus islas
además de sus habitantes. Utilizando los campos electromagnéticos del planeta
se elevó por primera vez a los cielos como si por fin estuviera en facultad de
usar todos sus poderes y se transportó hacia allá muy velozmente, tratando de
localizar la isla Frienship. Pero la isla no estaba donde su visión remota le
indicó y por más que utilizó este recurso nuevamente sólo sirvió para
descubrirle todas las demás instalaciones en las otras islas.
-¿Dónde estás maldita sea?, ¿por qué puedo
recibir todas las señales electromagnéticas que vienen de ti pero no encuentro
tu posición geográfica si eso debería ser más que obvio?
Mientras tanto Sigfried Mengele lo veía desde
una pantalla holográfica.
-Jujujajajajajajaja, ese tonto cree
que logrará encontrar nuestra bella capital, pero no se imagina lo que le
espera.
En
ese lapso de tiempo aparecieron de la nada una flotilla de naves espaciales
para rematarlo, a lo cual Ceferino no vaciló y utilizando su velocidad de
Relámpago sorprendió a una de ellas; la atravesó con su casi indestructible
cuerpo haciéndola explotar en el acto con todos sus restos cayendo en el mar.
- ¡¡¡Che!!! ¿Con que quieren un pedazo de mí? ¡¡Tenéis que probar primero!!!!!
Ceferino
intentó sin éxito derribar a las demás naves, que demostraron ser un adversario
más digno de lo que se imaginaba principalmente porque se movían tan rápido
como él, a la vez que trataba de esquivar sus mortíferos rayos phaser, de los
cuáles conocía bien su efecto. Todas realizaban maniobras evasivas sin llegar
completamente a la velocidad de la luz porque eso les estorbaría, ya que si
iban demasiado rápido les sería más difícil controlar la nave y tendrían una
mayor imprecisión en los disparos. Sin embargo, todas seguían rodeando al caballo
volador.
Una
de las naves se logró poner justo en frente de él, lo que no le dio a Ceferino
suficiente tiempo para reaccionar. Ceferino creyendo que llegaba su fin, cerró
los ojos justo antes de que esta disparara su phaser, pero sin darse cuenta
logró proyectar un campo de fuerza que hizo rebotar el rayo haciéndolo volver a
la nave que lo disparó y esta se disolvió en el acto. Luego escuchó con su
agudo sentido auditivo una nave que iba a embestir contra él y la llegó a
golpear con sus poderosas patas traseras justo a tiempo, dejándola en malas
condiciones. La imagen holográfica de Aku Sakata, gran almirante de la armada
espacial aparecía frente a Mengele.
-Mi presidente, solicito permiso para que se
realice un aterrizaje forzoso en una de las islas, una de las naves está al borde del colapso.
-Permiso concedido, jer Sakata
ordene a la primera flota de defensa de Nueva Thule que cubra la retirada del
piloto.
Eso
fue precisamente lo que hicieron por medio de sus maniobras y rayos phaser, que
mantuvieron ocupada a la bestia mientras la humeante nave se retiraba.
En
ese lapso de tiempo, Ceferino realizó otro acto increíble al probar sus poderes
electromagnéticos en una de las naves, que logró mover con su descomunal fuerza
y estrellarla contra otra haciéndolas estallar en el acto. La nave más cercana
a la colisión al estar bien protegida con su campo de fuerza sólo quedó
seriamente averiada, mientras otra menos cercana sufrió un alto bajón de
energía en el suyo sin sufrir aún serios daños. Sin embargo eran varias docenas
de naves veloces iban cercana a la luz,
pero lo suficientemente maniobrables como para seguir siendo un digno rival del
equino.
En
medio de la refriega y mientras se defendía de los rayos phaser, los torpedos
de fotones y las embestidas de aquellas naves con sus barreras
electromagnéticas además de buenos reflejos, la poderosa bestia logró divisar
una base militar en una de las islas. Se dirigió hacia a velocidad de
relámpago, atravesando el campo de fuerza que la protegía con suma facilidad
logrando destruir toda la instalación por completo; aquella proeza hizo que
Hagen admitiera lo siguiente.
-Esa barrera era lo suficientemente
poderosa como para detener un transbordador espacial a toda marcha de los seres
inferiores, ¿señor me escuchó?
-Computadora, deme acceso a la red
para dar un mensaje en cadena nacional.
-Oh discúlpeme, usted está otra vez
cien por ciento fríamente concentrado en lo que hace, así que con su permiso me
retiro
-¡¡Ciudadanos de Nueva Thule, les
habla su presidente Sigfried Mengele, para anunciarles que estamos ante una
situación de guerra en nuestro propio territorio. Por favor tomar todas las
rutas de evacuación existentes, tal como se han realizado en los múltiples
simulacros. Serán escoltados por los miembros de la guardia insular de Nueva Thule y el servicio nacional
de emergencias hacia nuestros refugios subterráneos a prueba de desastres.
Gracias por su comprensión!!
-Computadora comuníqueme con el
comandante de las fuerzas terrestres Adolf Hindenburg.
Mientras
Sigfried seguía fríamente concentrado en acabar con Ceferino, Hagen se retiraba
discreta pero rápidamente del lugar con toda la agilidad que le permitía ser un
omega sapiens. Cuando ya estaba unos pasos fuera de la entrada del laboratorio,
le apareció el holograma en tamaño natural de su líder.
¿Hagen, me pensabas abandonar tan
discretamente mientras más te necesitaba?
Vacila
pero justo a tiempo reacciona para hablar
- No señor, yo sería incapaz de
eso, pero no creí que yo fuese tan necesario en ese momento.
-Pues ahora sí te voy a hacer
necesario, reúne a los mejores especialistas de Nueva Thule y quiero que en
tres días me tengan los planos completos de un sistema aislante de alto
voltaje para contener a esta bestia
atronadora.
- Señor esto generalmente tomaría
semanas, yo no creo....
-Pues esto es una emergencia
nacional y si tienes una idea mejor dímela ahora.
- Tu tono no me convence, una orden
es una orden!!!
Con
aire de resignación Hagen responde.
- Lo que usted diga jer presidente
-Computadora fin de transmisión,
espero que lo hagas Hagen o sino tú serás mi próximo…
Hizo
un chasquido en el puño
-¿Ésta insinuando algo su
excelencia?
La
voz venía del holograma que estaba detrás de él, que proyectaba la figura del
general de las fuerzas terrestres de Nueva Thule, a quien Sigfried se supone
que debía impartir órdenes en ese momento. Aunque todos los de su pueblo
estaban genéticamente alterados para ser casi super humanos, Basil apenas pudo
escuchar los murmullos de Mengele.
-Nada, absolutamente nada
Una
profunda mirada intimidante de ojos azules se clavo en el rostro de Basil
-Ejem, prefiero concentrarme en la
crisis que nos atañe, ¿señor cuál es su orden?
-Comandante Hindenburg, ¿cuál es el
estado de nuestras defensas y nuestras instalaciones ante el ataque de nuestro
enemigo?
-Lo que le voy a comunicar no es
muy alentador, ya que por primera vez en nuestra historia un enemigo logra
penetrar las defensas del archipiélago pero lo más inusual es que está causando
daños considerables….
-¿De qué porcentaje estamos
hablando?
-De aproximadamente un seis por
ciento de destrucción y en diez minutos rebasará el once por ciento. Estamos
intentando desintegrar esa cosa con rayos phaser que hasta ahora han sido ineficaces
y si disparamos lo torpedos de protón causaremos tanto o más daño colateral que
lo que está provocando eso.
- Es hora de activar el cinturón de
defensa de Nueva Thule.
-Pero eso no se ha realizado nunca,
usted mismo dijo que los seres inferiores jamás nos podrían invadir con su
caduca tecnología, eso sólo estaría reservado a amenazas de civilizaciones más
avanzadas.
- Es una orden, computadora,
comuníqueme con los titulares de marina y fuerza aérea ya!!, es hora de que
todos apretemos el botón índigo.
El
botón índigo era el que activaba el cinturón de defensa de Nueva Thule, un
artilugio de ingeniería de punta que transformaba todo el archipiélago en una
super fortaleza. Las edificaciones civiles cambiaban de forma muy rápidamente
como si se tratarán de gigantescos juguetes de armar en donde se observaban
como diversas partes por medio de mecanismos y engranajes existentes en sus
estructuras se compactaban o cambiaban de forma para dar lugar a torretas,
torres de vigilancia, techados vanguardistas que se abrían dejando espacio para
que subieran a la superficie poderosos cañones de tecnología aeroespacial;
edificios que se movían hacia un lado dejando visible en el borde en que se
encontraban unas ranuras de cierto
grosor de donde ascendían unas murallas de un metal desconocido. Pero para
activarlo se requería del comandante de fuerzas terrestres, el de fuerzas
navales, el de la fuerza aérea y el propio presidente. Con todo listo, Mengele
dio la orden.
El
cielo se cubrió de interminables misiles de protones que iban disparados hacia
el caballo, que descubrió que su potente campo de fuerza electromagnético
apenas le bastaba para poder protegerlo de los impactos de esas armas y las que
lograba evadir se regresaban a su dirección. Pero lo más impresionante de todo
fue que toda el área en donde se encontraba en archipiélago se cubrió de un
gigantesco campo de fuerza generado desde la luna que para un observador desde
afuera sólo se contemplaría la vista panorámica
del paisaje, pero para cualquier infortunado que se encontrase adentro
el cielo se vería de color naranja. Tanto la luna como el archipiélago estaban
protegidos por este.
- Jujujajajajja, veamos qué te
parece éste nuevo juego, fenómeno.
- ¿Por Ngenchen que es esto?
Frente
a él se proyecto una gigantesca imagen holográfica de Mengele que parecía estar
parado en el mar mientras lo mira fijamente con sus inmensos ojos. Una
repentina pausa se dio en las hostilidades, como si ese ser que ahora semejaba
una deidad hubiera paralizado todo con su poder.
-Eso mi querida bestia es nuestro
cinturón de defensa, está diseñado para acabar tanto con amenazas externas como
internas. Lo tenía reservado para un enemigo extraterrestre pero tú eres el
primer voluntario que tendrá el honor de estrenarlo y por cierto tuviste suerte
de no estar en el área en donde se activo la barrera, ahora mismo serías
carbón. Tienes diez segundos para decidir rendirte, te prometo que mis
experimentos contigo serán lo menos dolorosos posibles, quizá en una de esas
recuperes tu cuerpo.
Ceferino
le escupe saliva directo a la cara y responde.
-Vos crees que después de lo que me
hiciste sufrir pienso entregarme de esa
forma, pues te diré mi respuesta ¡¡¡Jamás me rendiré, maldito desgraciado!!
-Eres tan predecible como cualquier
niñito jugando al héroe ¡¡Pues entonces vamos a jugar, abran fuego y que siga
la fiesta!!, jujujajajajajajaja...
Luego
de que se desvaneció el holograma continuaron los disparos de torpedos de
protones que fallaban o eran destruidos por él, de rayos de todo tipo que no
daban a nada y las acciones de un híbrido caballo/humano con poderes
electromagnéticos muy audaz. Por donde iba era acosado por las naves espaciales
o disparos de toda clase de armas y si trataba de embestir a una isla interminables
ráfagas de torpedos iban hacia él. Se estaba cansando y dentro de poco su
barrera electromagnética no le serviría de mucha protección, además que de
todas maneras tenía en todo su cuerpo heridas de distinta gravedad. Fue así que
opto por la única decisión posible: escapar.
Intentó
embestir contra la barrera naranja como si de un relámpago se tratara, pero
terminó rebotando como pelota de goma y casi se estrella con el mar
reaccionando justo a tiempo para levitar a unos cuantos centímetros por encima
de él. Al ver lo imposible que parecía tal hazaña, se le ocurrió una idea
descabellada pero esperaba que eso funcionase; levitó hacia arriba hasta el
límite de la barrera como si quisiera ser un blanco fácil. Todos los rayos y
los torpedos iban hacia él. Un Basil Hindenburg con una sonrisa triunfal dijo
lo siguiente.
- ¡¡¡Ahora sí lo tenemos jefe!!!!
Pero
Mengele se limitaba a observar a la bestia fijamente con mirada serena y
expresión de delirio.
-Sé que nunca he intentado algo
como esto, es más, ni siquiera entiendo muy bien cómo lo haré. Pero también sé
que esta primera vez podría ser la última, así que lo voy a hacer. Amado
Ngenchen, a ti te suplico en ésta hora de mi muerte que me des el valor y la
entereza para acometer esta locura y si aún así no tengo éxito, por nada del
mundo permitas que Mengele siga haciendo daño a mi familia y a mi gente. Ahora
sí es momento de ir a la carga, ¡¡marichiwew!!
En
el último instante en que lo iban a alcanzar, giró como si se tratara de una
gigantesca retroexcavadora de luz siendo de esa forma que subió hacia la
barrera, seguido de la lluvia de torpedos y rayos que iban detrás de él pero
que al hacer contacto con la barrera explotaban de modo que fueron estallando
uno tras otro mientras seguían a la bestia, lo que minaba poco a poco la
resistencia de la barrera. Entre Ceferino que era la punta y la cadena de
explosiones se podía contemplar un espectáculo de luces que semejaban un cometa
que atravesaba un cielo naranja, hasta que al fin pudo escapar, sorprendiendo a
todos mientras Mengele seguía mirando con expresión de delirio.
El
problema fue que el caballo se elevó tan rápido al cielo que quedó suspendido a
la misma altura que los satélites sobrevuelan la tierra, lo que causaba que
estuviera quedándose rápidamente sin oxígeno y en su desesperación ni siquiera
usó su visión remota para ver a donde ir; en eso regresó como relámpago a la
tierra para estrellarse contra un iceberg que en ese momento se dirigía hacia
el Perú vía la corriente de Humbolt. La poderosa bestia queda atrapada entre
los grandes escombros que causó, inconsciente pero vivo. Y mientras sus heridas
sanaban a una rapidez escalofriante, empezó a cantar mientras dormía Santa
Lucía.
En
sus sueños rememoraba aquella vez que él y su hermana participaron en un
recital en Roma, durante su participación en el concurso internacional Luciano
Pavarotti. Ceferino tocaba el piano, mientras su hermana cantaba a su lado
aquella canción ,pero de forma tal, que parecía más la voz de una cantante de
ópera consagrada de más edad. La canción era Santa Lucía. Recordó el momento en
que los anunciaron ganadores, la premiación; de cómo los colmaron de honores
hasta recibir, del propio presidente de Argentina, - ellos no se consideran argentinos, pero recharzar eso hubiera empeorado la de por sí delicada situación entre su etnia y los primeros - la mayor condecoración que les
podía ofrecer en su país y el titular que salió al día siguiente en un
periódico local, con una foto de ellos dos con su padre al fondo; Sigfried
Mengele a la derecha y el presidente a la izquierda. Todos tenían amplias sonrisas
en sus rostros y el titular decía: “Pareja de niños mapuches que ganaron el
Luciano Pavarotti son condecorados en la Casa Rosada por el presidente”.
Igualmente
,en otro lugar de la Patagonia, alguien tuvo el mismo sueño: una hermosa niña mapuche, acostada boca arriba en su cama, con una pijama sin mangas ni cuello,
que dejaba al descubierto parte de su atlético cuerpo; la manta arrugada,
cubriéndola hasta el pecho y la tenue luz del nuevo día, filtrándose por los
marcos de su ventana francesa, que estaba alcanzando los extremos de la cama
pero de una manera muy pausada; tal vez era la propia naturaleza que ,movida por
la compasión, no la quería despertar. Pero para bien o para mal, nada de esto
impidió que levantara todas sus extremidades superiores, a la vez que lanzaba un
grito de alerta que rompió la armonía del silencio.
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