En busca de
Ceferino
Kahena
era un nombre muy extraño para una mapuche; su padre le había puesto aquel en
honor de una reina bereber con fama de mística que murió resistiendo la
invasión de su país por parte de un ejército musulmán. Se había despertado de
su cama sobresaltada, luego de tener un sueño que le recordó aquella vez que
junto con su hermano habían ganado el concurso Luciano Pavarotti de recitales.
Abrió las puertas de madera que cerraban su ventana desde donde se contemplaban
los establos de los caballos y más allá se podían apreciar de manera borrosa
los picos de las cadenas montañosas más noroeste por la cordillera de los Andes,
los valles y los coloridos paisajes de la campiña patagónica bañados por los
primeros rayos de sol. Esa
visión permitió por un momento despreocuparse de sus inquietudes cuando de
repente apareció la cabeza su yegua color chocolate oscuro por el espacio
abierto de su ventana a salpicarle con su lengua.
-Je, je, Mariposa gracias pero me estás haciendo
cosquillas (la yegua responde con un relincho suave), te veré luego que tengo
que ir a la escuela.
Procedió
a bañarse en el baño comunitario, que tenía varias duchas e inodoros muy
limpios. Y es que el área en donde se encontraba el rancho de su familia estaba
dentro de la frontera entre la Patagonia norte y sur, de modo que todavía era
un área habitable en donde se podía cubrir las necesidades básicas. También era
un hostal de campo para turistas administrado por la tribu Tahiel de origen
mapuche. El agua potable provenía en parte del Río Negro, que era el límite
natural entre las provincias del norte y la Patagonia, los numerosos pozos
subterráneos de donde se sacaba el agua por medio de rudimentarios grifos y un
gran tan que almacenaba la que caía de la lluvia.
Tras
haberse arreglado y puesto el uniforme de la escuela del doctor Mengele se dirigió
al lugar más amplio del rancho; una sección que de gallinero con el tiempo pasó
a ser un comedor con amplias mesas rectangulares abarrotadas de sillas para
comodidad tanto de huéspedes como de gente de la tribu. En la mesa central al
fondo, delante de un gran cuadro antiguo que muestra una batalla entre mapuches
y soldados argentinos del siglo diecinueve, se sentaba el gran patriarca, el
toqui Pelantaro Tahiel, un hombre alto para cualquier raza y con cicatrices de
guerra visibles hasta en la cara. La niña salió corriendo hacia él para
envolverlo en un fortísimo y tierno abrazo que llamo la atención de los
presentes, huéspedes incluidos.
- ¡¡¡¡Papi!!! – Gritó bañándolo de
besos-, veo que ordenaste cambiar el viejo cuadro de lugar.
-Hija mía, esto lo hago para honrar
nuestro, de ese modo en este concurrido lugar todos los miembros de la tribu
rememoraran la batalla que nos permitió establecernos aquí, al lado de ese
pequeño río helado que nos provee de agua y irriga nuestras fértiles tierras.
La
batalla sucedió a finales del siglo diecinueve, cuando las nacientes república
argentinas y chilenas querían resolver de una vez por todas el problema
mapuche; aquellas indómitas tribus que ni el otrora todopoderoso imperio
español logró sojuzgar. Fue una campaña en donde se utilizaron armas modernas, estrategias y sobre todo el
contrabando de licor para poder debilitar la voluntad de estos guerreros.
Una
de las figuras que más sobresalió en el conflicto el toqui Jerónimo Tahiel,
tatarabuelo del actual, a quien le tocó defender sus tierras del ataque del hombre
blanco. En la batalla decisiva logró burlar la ventaja numérica y tecnológica
del adversario utilizando su buen conocimiento del terreno para tender una
feroz emboscada, llegando a matar al general Humberto Mata, descendiente
directo del prócer de la independencia San Martín. Esto obligó al gobierno
argentino a firmar un acuerdo de paz con el toqui. Él fue un vencedor generoso,
no quiso independizarse de Argentina; sólo le bastaba que le reconocieran el
derecho de su tribu a preservar su tierra y a trabajarla.
-Jerónimo fue un gran hombre
-Y el más grande de nuestros
toquis, espero lograr emularlo, pero vos no te levantaste temprano para hablar
de tu bisabuelo.
- Tenes razón, anoche volví a soñar con
Ceferino.
Su
padre se levanto de su silla y la envolvió con un caluroso abrazo
- Hija mía, sé que eso te aflige demasiado.
Sin
embargo parecía que la guerra de dos siglos atrás no había terminado, ya que
las manos del toqui parecían algo más gruesas incluso para un hombre de su
inmenso tamaño; tuvieron que coserles
fragmentos de piel en sus sangrantes heridas producto de una seria escaramuza
que lo enfrentó contra unos gauchos argentinos, por un asunto complicado de
tierras de pasto para ganado. Incluso tenía una cicatriz en la cara que cruzaba
su rostro diagonalmente desde su ojo izquierdo hasta la comisura del labio
derecho que parecía una lengua de fuego. En la tribu Tahiel las personas que
ganaban cicatrices en combate eran muy respetadas, es por eso que debido a la
forma de la herida en el rostro al señor Pelantaro lo apodaban sus congéneres
con el nombre de.
-Llamarada fulminante, ¿de verdad
debemos dejar de buscar?
Había
tomado el periódico del día que el señor Tahiel tenía al lado del desayuno para
mostrarle el titular que decía: “Gobierno da por muerto a joven mapuche ganador
del Luciano Pavarotti”, con la foto de Ceferino al fondo. Mientras ella hacía
esto, todos los demás miembros de la tribu que estaban en el resto de las mesas
voltearon la mirada del desayuno hacia ella y el toqui debido al sugestivo diálogo entre Kahena y él,
en espera de la conclusión de aquel diálogo. En ese momento el toqui enciende
la pantalla de plasma que está al fondo con su control remoto, cambia una serie
de canales hasta que da con un programa de noticias en donde una voz femenina
de periodista habla de Ceferino mientras presentan videos viejos de cuando gano
varios concursos.
-El joven mapuche Ceferino Tahiel,
orgullo de los suyos y gloria del país ha sido declarado oficialmente muerto,
lo que sumado a las frías temperaturas que experimenta la región patagónica en
estos últimos tiempos, dan por terminado las labores de búsqueda. Cabe señalar
que este no ha sido el único caso de desapariciones que se ha dado en esa
región, pero sí es el primer caso significativo, lo que enciende las alarmas dentro
de las más altas esferas de poder al no saber qué hacer…
El
toqui apaga el aparato casi al mismo tiempo que se escucha el sonido un convoy
de vehículos cuatro por cuatro.
-Para ellos ha terminado pero para
vosotros no, somos mapuches y no conocemos el miedo. Desde hoy comenzaremos la
búsqueda, ahora vos tenes que irte con los demás que ya vinieron los transportes
de la escuela Germano-mapuche.
Ella
y otros mapuches adolescentes en edades que variaban de los seis a los
dieciocho años se montaron en una caravana de grandes vehículos cuatro por
cuatro grises, con cuatro puertas cada uno, amplio espacio, ventanas semi
ahumadas y con la insignia de la escuela de Mengele en la puerta. Ese día la
niña tenía que leer una composición escrita por ella para ganar una nota,
siendo el tema que escogió su hermano Ceferino. La clase se estaba
desarrollando en el dialecto mapuche de los niños/as.
-Hoy voy a hablarles sobre mi
hermano Ceferino, tal vez ustedes lo conozcan, ya que él y yo hemos participado
en numerosos concursos representando a Argentina y nuestra nación. Con él yo
aprendí muchas cosas como atrapar novillos con el lazo, a disparar una flecha
al blanco, a imitar el sonido de pájaros e insectos, incluso juntos nos leímos
un manual de robótica básica y desde entonces hemos creado uno que otro robot.
Pero fue un día como hoy hace ya tres semanas, mientras estábamos cuidando el
ganado -mientras leía esto sollozaba y le salían lágrimas de sus ojos-, me dijo
que lo esperara mientras hacía regresar unos hatos que se iban en desbandada y
entonces……
Rompió
en llanto, cayendo de rodillas en el piso y enjugando con sus lágrimas su
cuaderno. La maestra se agacho para
consolarla.
-No llores niña, sé que es un recuerdo triste y es preferible que
abandones la clase momentáneamente hasta que te sientas cómoda para regresar
-Snifff, gracia…graciaasss maestra,
snifff, sniff
Luego
de finalizadas las horas de clase la maestra se va a un rincón oscuro entre los
camerinos, extiende su brazo izquierdo que tiene una llamativa pulsera, de la
que sale proyectada la imagen en tamaño normal de Sigfried Mengele. Ambos
hablan en alemán.
-Señor Mengele, disculpe que lo
moleste pero tengo una información que le puede interesar.
- Dime cariño
-Se me ocurrió que para poder
atrapar a su monstruo podríamos usar a la hermana del muchacho llamado
Ceferino.
-Ceferino, hummm…, ya lo recuerdo….
En
ese mismo instante la mente de Sigfried se remonta a un mes atrás cuando el
híbrido caballo/niño escapó de su república de Nueva Thule. Lo narrado ocurrió
justo después de que Ceferino escapo de Nueva Thule.
-Es increíble señor, ¡¡¡¡se ha
escapado!!!
-Por increíble que parezca señor
Hindenburg, eso cabía en las posibilidades.
-Pero pudimos evitar la destrucción
de Nueva Thule con éxito señor!!!
-Ejem.., tengo que discrepar con
usted mi querido Hank, pero ese éxito se debió simplemente porque fuimos al
límite de nuestras posibilidades!!! No hay garantía de que podamos protegernos
de cualquier ataque esporádico que realice en un futuro esa bestia. Apenas pudimos
prevenir ese de tipo masivo y no
significa que no logremos un éxito así sin utilizar un alto porcentaje de
nuestras fuentes de energía o arriesgar la vida de un buen número de nuestras
fuerzas.
-Pe…, pero
-Informe de daños, ahora!!
-Hemos sufrido daños en un quince
por ciento tanto en infraestructura como en personal, aún así Nueva Thule puede
funcionar en su mayor parte en normalidad.
-Comandantes de tierra, mar y aire,
necesito sus recuentos de bajas.
Estaban
frente a él los hologramas tridimensionales de los tres convocados. La primera
en hablar fue Marina Di Mare, la comandante de fuerzas anfibias.
-La batalla se realizo en su
mayoría en la superficie y en el aire, de modo que nuestras fuerzas no vieron
mucha acción; apenas fueron unas cuatro hidronaves destruidas con sus
respectivos pilotos y copilotos además de una experimental…
- Lo único diferente en tu caso es
que todo fue menos grave, sin embargo si las fuerzas anfibias hubieran
participado más en la batalla otro hubiera sido el resultado. Sólo te disculpo
porque es la primera vez que utilizamos el cinturón de defensa de modo que no
hubo mejor coordinación. Encárgate de las condolencias a los caídos.
- Sus órdenes serán cumplidas.
- ¿Señor Hindenburg?
-Hemos perdido como treinta baterías
antiaéreas, doscientos vehículos terrestres, treinta cañones pesados y mil
tropas de infantería.
Sigfried
pregunto de forma calmada, en un tono que cortaba el aire.
-¿Cómo es que esto fue posible?
-¡¡Fue un ataque tipo blizkrieg,
pero a la velocidad de la luz!!!
- ¡¡Pues vas a reparar eso ya!!
- Nos tomara meses volver al nivel
de fuerza que teníamos antes del ataque...
-Te daré tres y te sugiero para
comenzar más rápido que des inicio a una campaña masiva de reclutamiento, esa
bestia es un asunto de seguridad muy serio.
- Una orden es una orden señor.
El
último que faltaba en hablar era el holograma de Aku Tanaka, que parecía una
estatua mientras sus compañeros de la línea de mando lo miraban con atención.
Evidentemente estaba lleno de pánico y sabía que no era necesario que le
recordaran lo que tenía que hacer.
- Ejem, ejem..., lamento decir que
la fuerza aérea resultó ser la más castigada durante el ataque debido a que les
tocó la mayor carga de la batalla, ya que casi toda de la acción se realizo en
el aire. Perdimos un total de cien aeronaves junto con sus doscientos pilotos,
además de tres mil tropas aerotransportadas que iban en naves de transporte
masivo que iban a las debilitadas posiciones de islas Goehring….
Sigfried
frunce el entrecejo e interrumpe.
-Eso por sí sólo es un verdadero
desastre, pero hay algo que has pasado por alto, habla ya.
-Perdimos a dos de nuestros mejores
pilotos, uno era Johann Schaubb…
-Esa joven promesa, que triste, ¿y
quién era el otro?
Tanaka
pareció vacilar por un momento, pero ante la mirada inquisitiva de Mengele tuvo
que decir…
-Es Ludmilla Meister
-¿Ludmila qué?
- Meee, Meme, digo Meister.
-¿Es la misma Ludmila Meister que
fue la mejor de la academia y que pasó sin ser detectada tres veces por el área
cincuenta y uno?
- Me temo que sí.
Al
oír esto, Mengele cerró sus puños en señal de ira y se los llevo a su contraído
rostro. Cuando todos estaban esperando un verdadero estallido de ira, de
repente él se relajo y luego bajo lentamente los antebrazos y levantó su
juvenil rostro al aire para decir.
-Dejaste que muriera nuestra mejor
piloto.
-Jer Mengele, no es mi culpa que
ella quisiera combatir en primera línea, además murió salvando a tres
compañeros.
-¿Qué no recuerdas cuál es la
primera regla del manual de fuerzas élite?
-Sí, evitar en lo posible
comprometerlas en combate abierto a menos que sea estrictamente necesario.
-En lo concerniente a ti no me has
demostrado aún lo mejor tuyo como comandante de la fuerza aérea como sí lo
hiciste cuando fuiste el as de la academia; Aku, el castigo que mereces es tan
severo que es mejor que te lo guarde para una próxima vez.
Tanaka da un bufido de alivio mal
disimulado.
- Si se repite dejaré mi cargo a
disposición
-¡¡No!!, eso serrría demasiado
bueno para ti
Hubo
un silencio sepulcral en todo el laboratorio e incluso entre los otros miembros
del alto mando proyectados en hologramas
-Bien es horrra de desactivar el
cinturón de defensa, pueden retirarse
En
ese momento Mengele pensó en voz silenciosa…
-Inepto, te castigaré cuando tu
reemplazo regrese de su misión a varios años luz de aquí y sólo entonces lo
único que desearas es estar muerto….
Aparece
el holograma de Hagen.
- Señorrrr, acabamos de fabricar el
primer prototipo de la armadura electromagnética.
-Bien, muy bien, muéstrame las
imágenes
Aparecen
las imágenes de una armadura cibernética de gran tamaño que parecía un robot
pero sin rostro. Todo era impresionante.
-Hummm, me impresionas, ¿pero qué
tan efectiva es?
-Su efectividad aún ronda al
ochenta por ciento; todavía se debilita un poco con descargas de doce mil
voltios y apenas estamos introduciéndole los códigos de armas. Necesitaremos
más tiempo.
-Pues tienes sólo cinco días más,
no podemos darle ventaja a esa bestia -de repente se lleva su dedo índice al
mentón y luego dice-, una cosa más: necesito que recolectes el ADN de de
Ludmila Meister que está regado en el área de la batalla.
-¿Ludmila Meister murió? -pregunta
Hagen con expresión de sorpresa, pero luego la cambia por una más seria al ver
la expresión inquisidora de Mengele-, discúlpeme señor, esto, quise decir que
va a ser una labor muy ardua, ¿por qué necesita su ADN?
-¿Puedes clonar a Ludmila?
-Con el debido respeto pero debo
discrepar seriamente con usted: la última vez que clonamos a alguien ese ser ya
era un anciano a los setenta años, tardaríamos un siglo en perfeccionar el
proceso. Hágame lo que quiera señor presidente, pero no puedo tomarme ese
riesgo.
-Tu duda es razonable por eso no te
cuestionaré, ¿qué te parece si intentas introducir el ADN de Ludmila en el de
nuestros pilotos?
-Eso jamás se ha intentado.
-Siempre hay una primera vez ¿O lo
vas a hacer o quieres que nos vuelva a suceder esto?
Sigfried
proyecta en el laboratorio de Hagen las imágenes holográficas de los daños
causados por el híbrido humano/caballo.
-Daré la orden de proceder ¡¡¡Salve Mengele y Nueva Thule!!!
Luego
de desaparecido el holograma de Hagen, uno de los tantos jóvenes científicos
que asisten al presidente en su laboratorio se le acerca y le dice.
-Es obvio que a usted le preocupa
ese engendro, ¿no cree que sería mejor organizar una fuerza élite de
reconocimiento para capturarlo?
En
tono enérgico y decidido, él responde
Tienes razón, lo voy a…
Pero
no termina lo que iba a decir; en lugar de eso contrae el rostro cerrando los
ojos, se lleva la mano a la cabeza hasta cubrir el rostro. Sin embargo lo único
que podían ver sus subalternos era a un Mengele parado como coloso
inconmovible, los ojos cerrados, cabeza levente alzada y las manos agarradas
contra su espalda, mientras el verdadero realiza los gestos antes mencionados. Luego
menea la cabeza, baja la mano y en expresión más relajada comienza a hablar; en
cambio sus subalternos lo único que ven es a su presidente en la misma posición
que lo vieron, la cabeza levemente alzada abriendo los ojos y pronunciando
palabras. Esto es lo que dijo.
-Eso no será necesario, su obsesión
lo regresará hacia nosotros - de su anillo sale la imagen tridimensional de la
bestia y con una gran sonrisa de delirio prosigue - ¿Es un digno espécimen no
te parece?, imagínate lo que aprenderíamos de él.
En
ese instante, Sigfried abre los ojos y deja de recordar. Está nuevamente en sus
aposentos privados realizando una conversación holográfica con la maestra de
Kahena.
-Señor ¿Le sucede algo?
-Nada, en lo absoluto, sólo pensaba
en las salchichas frankfurters que debe haber preparado mi esposa. No me parece
muy ético lo que me sugeriste, ¿para qué querríamos secuestrar a una pobre e
inocente niña?, jujujujajajaja
-Señor, ¿cuál de todas sus esposas?
Al
escucharla Mengele se indigna.
- La más joven.
- Su excelencia, disculpe mi
atrevida pregunta
- Te disculpo, volviendo al tema ¿Estábamos
hablando de aquella niña?
- Voy a presentársela a
continuación.
Mengele
presencia la imagen de Kahena en el momento en que estaba en la clase dando una
charla sobre su hermano Ceferino.
-Kahena es la segunda mejor
estudiante del colegio, pero en ese discurso estaba muy inspirada. No, no vamos
a usarla de cebo, en lo concerniente a ti ocúpate de ella y de su sufrimiento,
ella necesita todo el cariño posible.
Desde luego mi señor, de todas formas lo
mantendré informado ¡¡¡Salve Mengele!!!!
Tras
el fin de la transmisión, él pensó en voz alta.
Claro que me mantendrás informado, eres una
muy buena maestra Silvia ¿Pero cómo no pude haber pensado en la niña?, ella
también es un buen espécimen.
Mientras
tanto, en la Patagonia, los guerreros del toqui Pelantaro Tahiel continuaban su
búsqueda de Ceferino por toda esa tierra afrontando todo tipo de peligros, sin
bajar el ánimo indómito que tenían y siguieron así aún cuando el gobierno
argentino lo declaró muerto. Sin embargo parecía que se lo había tragado la
tierra porque no lo encontraban, por más que lo buscasen, pero continuaban
buscando y buscando; incluso cuando varios de sus guerreros también desaparecieron
misteriosamente. El asunto se complicó cuando fueron sesenta de ellos.
Cierto
día al atardecer, llegaron todos los jinetes de la tribu y los que iban un poco
más cómodos en alguno que otro vehículo todo terreno a presentarse a la entrada
del feudo Tahiel, donde los esperaba el gran toqui. Una joven que parecía de
alto rango entre ellos se dirigió hacia donde él estaba arrodillándose en el
acto.
-Levántate, veo que están muy
desanimados.
-Oh gran toqui, hemos perdido diez
más de nuestros mejores guerreros en esta búsqueda. Vos perdóneme, pero no
creemos que valga la pena perder más de nosotros por un hermano muerto, aunque
Ceferino valía por mil lunas.
Con
lágrimas en los ojos, el gran toqui alzo sus brazos al cielo agarrando la lanza
en esa misma dirección y dijo
-Tus ruegos fueron escuchados oh
valiente guerrera ¡¡¡¡Tengo la triste noticia de anunciar que suspendo la búsqueda
de mi hijo Ceferino!!!!
Al
mismo tiempo golpeo el extremo sin punta de la lanza contra el suelo y Kahena,
que estaba al lado suyo, lo abrazó y se puso a llorar.
Pasaban
los días y las noches y Kahena no dejaba de pensar en Ceferino, especialmente
cuando le tocaba dormir. En la escuela, su rendimiento aunque satisfactorio no
era el mismo por más que se esforzó, igual se podía decir de sus relaciones
interpersonales. Se volvió muy común que ganara B en cada evaluación, en lugar
de A o A+ como acostumbraba hacer. Cierto día fue citada por Júpiter Stein, uno
de los alias de Sigfried Mengele.
-Kahena, tu rendimiento ha bajado
mucho
-Lo sé, usted perdóneme.
-Es por tu hermano ¿Verdad?
Sólo
basto su nombre para que rompiera en llanto.
Días
después, durante los funerales de Ceferino y los setenta guerreros desaparecidos,
a Kahena se le veía salir ríos de lágrimas. Son siete días de rituales
mapuches, incluyendo las fogatas en donde se hacía ruido para espantar a los
espíritus malignos que querían apoderarse del cuerpo de los difuntos, además de
los discursos leídos por seres allegados. Luego le llegó el turno al hermano
mayor de Ceferino y Kahena, el futuro toqui Kintuñango Tahiel.
-Sí ese era mi hermano, el valiente
Ceferino. Cho todavía recuerdo el año pasado, cuando me caí del caballo
mientras cuidaba el ganado. Estuve a punto de morir aplastado por una robusta
res, cuando Ceferino, en un alarde de destreza para un niño de su edad, enlazó
el cuello de la bestia desde su caballo y lo pudo detener. Apenas pude creer
que fui salvado por mi pequeño hermano, Cho un hombre grande y él un niño
pequeño, sniff, sniff. Si cho no fuera el sucesor de mi padre estoy seguro que
Ceferino lo sería, sniff.
- ¡¡¡¡Eso no es cierto hermanito,
Ceferino está vivo, vivo!!!! ¡¡¡Lo siento en mi alma y mi corazón; por eso mañana
al rallar en alba lo buscaré!!!!
Se
fue corriendo de allí manifestando un profundo llanto. Todos los presentes
quedaron callados y estupefactos luego de ver la manifestación de la niña.
A
la mañana siguiente Kahena está montada en su yegua, mientras conversaba con su
padre y madre, en los límites de la entrada al feudo Tahiel.
-¡¡¡Hija mía desiste!!!, me vas a
causar más dolor de la que puedo soportar luego de la muerte de Ceferino.
Madre, él no está muerto; así lo
siento en mi corazón y lo encontraré. Mas si no llegara a tener éxito, quiero
morir siendo una hija digna de mi tribu.
-¡¡¡¡¡Noooooooooooo!!!!! - entra en
llanto abrazando muy fuertemente a su esposo.
Pelantaro
le dijo lo siguiente a su hija
-Es muy loable tu decisión, pero no
la comparto tampoco. Vos entended que perdimos a setenta de nuestros mejores
guerreros en el sur; no es que temamos a la muerte, pero si arriesgaba a
nuestra gente a una búsqueda sin sentido, pondría en peligro la existencia de la
tribu. Niña, escúchame, vas a ahogar a tu madre en un lago de lágrimas y a mí
me atravesaras el corazón con la lanza de tu audacia. No es que Ceferino no sea
un hijo maravilloso, pero encontrarlo es tarea de dioses.
-Quiero ser una digna hija de mi
también necio padre, que luchó él sólo contra cuarenta gauchos del norte en
justa desigual y brutal. Además Ceferino está vivo; vos lo sentís también.
- Esa necedad casi me cuesta la
vida, pero veo que no te podré detener. Ve en paz hija mía, la indomable sangre
mapuche corre por tus venas y estoy orgulloso de ti. Que Ngenchen te bendiga.
Y
mientras Kahena cabalga hacia el horizonte, su madre llora desconsolada en el
hombro de su esposo el toqui y dice.
- ¿Pelantaro por qué la dejaste
ir? ¿Que vos no te basta haber perdido setenta de los nuestros además de
Ceferino para que ahora sea Kahena? ¿Es que no amas a tu hija?
-Compréndeme mujer: yo podría
haberla detenido personalmente y no sería difícil, pero jamás podría doblegar
su corazón; ese fuego que siente en su alma no se apagará hasta que encuentre a
su amado hermano o muera en el intento. Ambos son muy unidos desde el día que
se conocieron.
La mujer, aún enjugándose las
lágrimas, dijo lo siguiente.
- Snif, pues entonces, que Cristo
la proteja.
Al
otro lado de Sudamérica, enterrado en los hielos de un iceberg, Ceferino
despertaba. Al despertar se da cuenta que todavía es un caballo y está cubierto
de gruesas capas amontonadas de hielo.
-¡¡¡¡No puede ser, todavía tengo el
cuerpo de Centella y estoy adolorido!!! ¡¡¡Nazi infeliz, voy a hacer que me
hagas normal de nuevo!!!!!!!!
Se
levanta y con una descomunal fuerza, logra echar a un lado las densas capas de
hielo que lo cubrieron después de estrellarse. Repentinamente logra recibir las
diversas señales de radio, televisión e internet y en todos los mensajes y
programas aparece una fecha.
- ¡¡¡¡No podes ser, he estado
inconsciente dos meses!!!!!
Se
levanta del suelo y levita en el aire, logrando luego unas maniobras aéreas casi
imposibles de realizar. Todo le es fácil, dado a que puede dejarse llevar por
el campo electromagnético de la tierra.
- ¡¡¡¡Por Ngenchen, al menos ser así
tienes sus ventajas!!!! Con estos nuevos poderes juro Mengele que me vengaré
de ti y luego te haré rogar que te permita regresarme a mi cuerpo de nuevo.
Próximamente.., la grafinovela.
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