Epílogo
Nuevamente el ninja realizó el largo viaje por mar desde el Atlántico
hasta el Índico, porque pese a los meses que luego se tradujeron en casi un
año, le era preferible que la terrestre ruta de la seda llena de bandidos.
Al llegar a Japón, fue directamente al palacio Takatsu, sede imperial,
en una ciudad que más adelante se llamaría Osaka. Por donde él pasaba, el
personal le hacía reverencias como si se tratara de un guerrero que había logrado
una epopeya. Por el pasillo se encontró con un muchacho con la típica
vestimenta negra del ninja, que parecía estar terminando la adolescencia.
- Saito, ¿cómo te
ha ido dirigiendo el cuerpo ninja en mi ausencia?
- Es mucho más
trabajo de lo que pensé pero creo que lo hice bien, lo malo es que no tengo
tiempo para contarte todos los detalles.
- ¿Pasó algo en mi
ausencia?
- Sí, por eso el
emperador te quiere ver y no es precisamente porque le trajiste la katana Ryu.
Saito y Fukushu, fueron hasta los aposentos del emperador, Taira No
Tensai, quien estaba como de costumbre, de rodillas sobre su cómodo piso de
madera, esta vez, rodeado de un escuadrón de samurais. Fukushu puso se
arrodilló, puso frente en el suelo en señal de reverencia al mismo tiempo que
con sus manos le extendía la Ryu en frente.
- Veo que has
cumplido tu misión.
- Es un honor
honorable emperador.
Acto seguido, el emperador entregó la espada a unos pajes que estaban
cerca, encargándoles que lo llevaran al aposento indicado para ella.
- ¿Has matado al
bárbaro?
- Aquí está la
prueba.
Entonces, el monarca tomó la espada de Mordred, tocó el filo, observó su
diseño céltico y hasta palpó las partes teñidas de sangre.
Como me gustaría felicitarte, excepto que hay un problema.
- Diga su
majestad.
- Fujiwara No
Daisuke, el daimyo rebelde (un daimyo es el equivalente a un señor feudal en
Japón), ha jurado venganza contra los de mi clan, por eso piensa destronarme
para ser emperador.
- Acabo de llegar.
- Eso lo sé, pero
es hora de actuar.
- ¿Qué sugiere?
- Necesito que antes
de la madrugada de mañana te introduzcas en su fortaleza para debilitar sus
defensas y luego abrir sus puertas, para que mis jinetes puedan entrar.
- Mi señor, el
palacio Fujiwara tiene fama de que nunca ha sido tomado, si me da unos días para
organizar un comando ninja podría realizar esta misión.
- Te daría mi
venia si el desquiciado de Fujiwara, no hubiera derrotado a mis ejércitos y
conquistara todo el noreste del archipiélago, por eso no hay tiempo que perder,
deberás ser tú sólo quien realice esto.
Fukushu nuevamente
inclinó sus manos y frente en el suelo.
- Siempre es un
honor servirle.
- A propósito, hay
alguien que quiere verte, llegó casi al mismo tiempo que tú, ven, sígueme.
El sorprendido Fukushu siguió al emperador, por los pasillos del
palacio, hasta llegar a la entrada de uno de los típicos cuartos de papel, en
donde podía apreciar a Cinnia, quien estaba inclinada con sus rodillas en el
suelo mientras se servía el té y comía sushi con palitos. Vestía un kimono rosa
claro con crisantemos dibujados en toda la tela, lo que hacía un bello
contraste con su pálida piel y sus cabellos color oro.
- ¿Ella que hace
aquí?
- Vino de polisón
en otro barco casi al mismo tiempo que tú, deja que ella te cuente el resto.
Ambos se saludaron con el típico saludo japonés. Mientras el emperador
se retiraba flanqueado por varios samurais, justo antes de que Fukushu entrara al
aposento donde estaba Cinnia una mano en su hombro lo contuvo. Cuando el ninja
miró hacia atrás, se dio cuenta que era Hinoi, el jefe de los samurai del
emperador.
- Recuerda que
tienes una deuda pendiente conmigo ninja, hoy tenemos duelo, final de la tarde
sobre el puente Suzuki antes de que se ponga el sol.
- Estaré allí.
Ambos se saludaron y luego de que el samurai se fue, Fukushu pensó para
sus adentros.
Antes de que termine la tarde, tú estarás muerto luego de que le ponga
veneno a tu taza de té.
Apenas entró Cinnia lo fue a recibir con los brazos abiertos, dándole
vueltas en el aire mientras lo abrazaba, lo que Fukushu disfrutó ya que pudo
oler su perfume de jazmín.
- Pensé que no te
volvería a ver, ¿cómo llegaste aquí?
La chica le hace un guiño.
- Un ninja nunca
revela sus secretos.
- ¿Te parece si
caminamos juntos por los jardines imperiales?
- ¡¡¡Uyyyy, por
supuesto!!!
Caminaron agarrados de la mano por los pasillos de los bellos jardines
del palacio Takatsu, con sus frondosos árboles, sus caminos de piedra bien
pulidos y su vegetación cuidadosamente podada.
- No me habías
dicho que Japón era así de hermoso.
- No tuve el
tiempo.
- Se nota que
perdiste bastante.
- Hay algo que
debo saber, ¿cómo lograste que la guardia del emperador no te arrestara por
intrusa y te metiera en las mazmorras?
- Es que a lo poco
de japonés que me enseñaste le pude dar un muy buen uso.
Fukushu la miró de
reojo, con una mirada intimidante.
- Esta bien te
diré la verdad: como sabía dónde te dirigías urdí un plan, apenas pude salir
del barco logré dejar semi inconsciente a unos marineros, los escondí, luego
les hice masticar esa mezcla que tú me enseñaste a hacer para decir la verdad;
ellos me dieron la dirección del palacio Takatsu, al que llegué después de
haber escalado bastantes muros y caminado otros tantos techos. Fue cuando traté
de llegar de incógnita para verte que los guardias de palacio me atraparon, me
iban a llevar a interrogatorio cuando de pronto nos encontramos con Kijutsu, el
hechicero de palacio, quien finalmente intercedió por mí ante el emperador.
- Kijutsu es un
buen hombre.
- Lo sé, por
cierto Fukushu, ¿qué piensas hacer ahora?
- Podemos navegar
en una barca en el lago Nozomi, mientras vemos a las grullas revolotear por sus
alrededores.
- Uyyyyyy, que
romántico, ¿y en la tarde?
- Debo prepararme
para penetrar el castillo Fujiwara, en la madrugada, una misión de la que tal
vez no regrese.
La joven le dio
una mirada de reojo, levantando sus párpados muy hacia arriba en señal de
perplejidad
FIN
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Próximamente: Un ninja en la corte de Cinnia
¿Y allí te quedas? Eres muy malo porque nos dejas a todos con la intriga. al pobre ninja no le dan el menor respiro y encima nos quedamos esperando que es lo que va a pasar. ¡Eso es trampa! Muy buen relato pero quedamos a la espera de su continuación. No lo dudes..
ResponderEliminarTodo el mundo me lo dice y quisiera que la hubiera; dame tiempo en pensarla. Hasta pronto.
EliminarMe hizo pensar en jugar los de Ninja Gaiden, tanto antiguos como los recientes.
ResponderEliminarY a mí tambien. No quiero creer que tendre que hacer un videojuego de esta cosa. Hasta luego.
EliminarIntriga, romance y aventura, todo en uno, me gustó Alberix, veremos que nos traes después :))))
ResponderEliminarHola Sandy, no se qué paso con tu blog ni contigo; es como si te hubieran abducido. ¿Que qué más traigo? Ojalá no sea la continuación de esta historia, porque pareciera que me la piden a gritos hasta en mis sueños. Igualmente seguire trabajando en otros proyectos que no me hagan sentir encasillado. Ojala regreses a las redes; extraño tus cuentos de miedo.
EliminarHasta pronto.
¿Esto es un continuará? Je, je, je. Magnífica historia. Pobre Fukushu, apenas llega y debe partir en otra misión... de la cual no va a regresar, sí claro, je, je, je.
ResponderEliminar¡Saludos!
Suerte que yo no soy ni Fukushu ni James Bond; para ellos no existe el mañana. Yo, en cambio, me conformo con ser un escritor aficionado de redes sociales, porque buscar que una editorial seria me acepte y balancear mi tiempo en el trabajo con mi jefe es un verdadero... Creo que ya entiendes la idea, pero por lo menos nunca vivire - quiero creer que nunca - ese tipo de vida.
EliminarHasta pronto, viejo amigo.