Joe
sabía que aquel joven más pequeño que él iba a ser difícil de
alcanzar, en especial en un lugar como la selva amazónica. Fue por
eso que poco después de dispersar a toda la tribu con un disparo de
la 38 se acercó a los árboles, se quito sus botas y medias;realizo
un considerable salto vertical en el aire de un ligero impulso de su
talón para luego coger una liana.
Fue
en una recóndita tribu aborigen de selva adentro, entre los que
nació y se crió que Joe había aprendido a moverse con fluidez en
la espesa jungla; su pericia para balancearse de una liana a otra
podría causar la envidia de cualquier primate, y la facilidad de
deslizarse a través de gruesas y resbaladizas ramas de árboles
superaba la destreza de cualquier patinador olímpico sobre hielo.
Podía mover su cuerpo de considerable envergadura en determinados
ángulos para tomar impulso con su peso, logrando desplazarse a una
velocidad que sería incapaz de alcanzar en una carrera de metros
planos. Pese al natural estrés que causa este tipo de acciones, Joe
era capaz de mantener la calma a la vez que era de sentir los latidos
de su nervioso corazón; era consciente que tenía que mantener la
mirada fija hacia adelante en un punto fijo y avanzar.
Sus
bien desarrollados sentidos le permitieron localizar a Chico en sus
desesperado intento por escapar. A velocidad de vértigo salto de una
rama a otra, luego al final de la última salió saltando al vacío
hacia adelante, tomando la siguiente liana hasta que pudo verlo desde
arriba,en su accidentada carrera.
-Allí
estás pequeña sabandija, puedo percibir tu olor corporal de joven
de clase media haciéndose pasar de forma patética como un indio
amazónico.
Al
darse cuenta de que aquel acróbata selvático le estaba dando
alcance, él acelero su desesperada carrera hasta casi caer en un
precipicio. Se detuvo en el filo apenas justo a tiempo, pero del
repentino esfuerzo se tambaleo y cayo abajo.
-Maldicoes
(maldición) – dijo Lambada
Lambada
se agarró de otra liana, cogiendo impulso para agarrarlo llegar
hasta él. Logro agarrarlo del brazo, quedando los dos como péndulo
de reloj antiguo sobre aquel vacío de oscuras hojas verdes.
-¿Qué
haces?, ¿acaso no es mejor que me dejaras morir?
Si
te dejo morir así, dom Acab nunca podrá ver tu cuerpo y yo me
quedare sin mi recompensa. Tampoco te hagas el muy valiente, se que
no quieres morir, puedo sentir el pulso de tu brazo.
-¿Y
qué vas a hacer?, ambos estamos aquí varados
-Necesito
impulso, ¿puedes mecer tus piernas de atrás hacia adelante como un
niño en un columpio de parque?
-¿Si
me caigo?
-Yo
te estoy sujetando, una vez que cojas impulso nuestros cuerpos se
comenzaran a mover. Con el peso combinado de los dos lograremos
suficiente fuerza como para que la liana nos balancee hasta el otro
lado; yo te soltare allí, luego con el impulso que me queda te daré
alcance. Primero junta tus piernas moviéndolas de atrás hacia
adelante, aprovecha el momentum para usar el resto del cuerpo; una
vez que el momentum llegue a mí haré mi parte y listo.
-Manos
a la obra pero te lo advierto, esto no nos hace amigos
Hicieron
tal como dijo Joe, quedando el joven primero en la otra orilla en una
caída semi accidentada, después Joe continuo tomando impulso para
hacer lo mismo por sí solo. Lo malo fue que la maniobra no le salió
como él esperaba, porque golpeo su cuerpo con excepción de su
cabeza y hombros contra la pendiente. Quedo a dolorido y con una
rodilla lastimada, haciendo ingentes esfuerzos por incorporarse en la
cima con sus brazos.
Chico
veía esto y no lo podía creer, tenía la oportunidad de oro de
deshacerse de su futuro asesino, sólo bastaba con empujarlo con una
leve fuerza para enviarlo al otro mundo. Pero Chico no tenía ese
corazón, así que se acerco a aquel sujeto y lo ayudo a subir. Una
vez allí, Joe agarró al joven por su delicado brazo con gran saña
y le apunto con su revolver 38.
¿¡Viste
lo que acabas de hacer?!, ¡has cometido el peor error de tu vida,
prepárate muchacho que este será tu funeral!!
¡¡No
me mates por favor, la razón por la que Acab me quiere muerto es
porque tengo pruebas fehacientes de sus verdaderas intenciones!!.
¡¡No es sólo minería contaminante, todo el Amazonas está en
peligro!!. ¡¡Por favor debes creerme!!
Joe
miro fijamente aquellos ojitos que transmitían seguridad absoluta.
No sabía si lo había cambiado la sorpresa de que él lo hubiera
rescatado, lo único certero para él es que esta iba a ser la
primera vez en su carrera que no podría matar a alguien de
inmediato. Él volvió a poner el arma en su funda.
¡¡Eso
tendrás que explicarlo a Dom Acab cuando lo veas, ahora camina!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario