martes, 19 de mayo de 2015

Mi cita perfecta






Hoy el sol ilumina el camino bordeado de dorada sabana, como dándome la bienvenida a este alegre día, en el que yo y mi amada Graciela nos encontraremos en el mirador de la montaña.  Inspiro el aroma del campo, como perfume que me anima a disfrutar la velada.

De pronto, a lo lejos, diviso una figura femenina muy familiar.

- ¡¡Graciela!!

- ¡¡Abelardo!!

Corrimos hacia nosotros, sin más impulso que la pasión. La levante en mis brazos, dándole vueltas en el aire, mientras disfrutaba de su aroma de mujer y sus largos y sedosos cabellos se enredaban contra mi cabeza. La bese, olvidando momentáneamente que estaba extrañado de verla tan pronto.

¿Qué haces aquí Graciela, no se supone que nos íbamos a encontrar en el mirador?

-Abelardo, vine a advertirte: no vayas.

-Pe..., pero, ¿por qué?

-Allá hay un asesino en serie.

Se me helo la sangre; mi alegría matutina de pronto se transformó en un terror glacial.

-¿Y cómo sabes eso, mi amor? ¿Por qué te molestaste a venir aquí para decírmelo? ¿No hubiera sido más fácil decírmelo por celular?

Ella me miro a la cara, con sus hermosos ojos escudriñando hasta lo más profundo de mi mente.

-¿Qué acaso no es obvio? Hace dos horas que estoy muerta.





3 comentarios:

  1. Me has sorprendido del todo. Esperaba una bella historia de amor, y el final me ha impactado. Genial. Muy bueno. Un abrazo.

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  2. El amor no tiene límites, transciende más allá de tiempo, distancia y condición. Me ha encantado, aunque el final es impactante. Genial el relato y tu manera de sorprendernos.
    Un abrazo

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