Pasan las horas. Estoy
ansioso; ella accedió venir a mi casa para cenar lo que cociné. Había preparado
todo para esta noche especial; estaba esperando a que apareciera por la puerta
y… Escucho unos golpes en la entrada; siento mi corazón deseando salir de mí
pecho para ir tras ella.
- ¿Estás allí?
En lugar de su dulce voz, escuche el tono grave y rudo de
un varón.
- ¿Es usted el señor Martino
Cruz?
No quiero creer que ese sea su amante, pero he aprendido
a lo largo de mi vida que la realidad se alimenta de los sueños frustrados.
- Sí, ¿quién me busca?
- La policía.
Una tormenta de ideas se desato en mi mente; ninguna buena.
Sabía que tenía pocas opciones.
- ¿Qué se le ofrece? –
respondí en mi tono más cordial, como si esperase que se apiadaran de mí.
- Es usted el principal
sospechoso del asesinato de Eric Altman.
¿Quién era ese?, jamás había escuchado de él; aún así, creen
que fui yo. Abrí la puerta y trate de aparentar cordialidad.
- Oficial, debe haber
un error.
- Tendrá que decir eso
en el cuartel; de momento está detenido.
- ¿Por qué no revisa mi récord policivo ahora mismo?
La única respuesta que obtuve fueron unas esposas en mis
manos y esta frase.
- Tiene derecho a estar
callado, todo lo que diga será usado en su contra; tiene derecho a un abogado…
Fue así como me llevaron al cuartel de policía.
Al día siguiente, me vejaron como a un proscrito, pero no
fue lo peor. En el paredón de sospechosos, todas las miradas de los testigos se
clavaron en mí; me sentí como un cordero llevado al matadero.
Después me interrogó un corpulento joven con aspecto de
sargento y voz grave e intimidante.
- ¿Nombre?
- Martino Cruz.
- ¿Edad?
- Treinta y tres años.
- ¿Estado civil?
- ¿Dónde está
Magdalena?
-Le explicamos que eras
peligroso y que se alejara de ti.
- Pero, si soy inocente.
- Cincuenta personas te
vieron.
- ¿No hubo algún móvil
que filmara todo?
- Todo fue rápido:
nadie reacciono. Tampoco había cámaras de tráfico cerca, pero los testimonios
son precisos.
- Quiero un abogado.
- Haz lo que quieras,
pero hasta donde sé eres culpable. Confiesa tu crimen y veremos cómo te
ayudamos.
- ¡¡Nunca!!
- ¿Ah sí?
Con un movimiento de judo tomó mi mano, me giro como
muñeco hasta poner mi antebrazo contra mi espalda para empujarme hacia la pared,
contra la que me presionó.
- ¡¡Pues yo no me
explico aún cómo un flacucho como tú pudo matar a alguien de casi dos metros y
más de cien kilos!! ¡¿No fuiste tú, verdad?! ¡¡Admítelo, eres débil!!
- ¡¡Basta!!
Con gran fuerza, lo lance hacia la ventana con cinta
reflectiva, quebrándola en el acto. Luego, todo el cuartel me ataco, pero no me
contuve: no había bala que me pudiera matar ni golpe que me lograra lastimar.
Al rato, todos/as estaban muertos; sus fantasmas
merodearan mi cabeza para siempre. De manso cordero a asesino en segundos, ¡¡ya
nada sería igual!!
Fui al baño, me quite mi saco ensangrentado y me lavé la
sangre como si eso me fuera a expiar. De pronto, me arranque algo de piel: en
lugar de músculo había metal. Tuve una corazonada: me arranque piel del pecho y
en vez de corazón, había un microprocesador conectado a mí. Mientras miraba mi
reflejo en el espejo, divague.
¿Soy un robot?, ¿qué paso con Martino Cruz?, ¿tome su
lugar por él?, ¿quién era yo?, ¿quién me creo?, ¿alguna vez existí?
FIN
Resultó ser un transhumanista, la era Terminator llegó a la tierra. En la vida real trabajan en ello, la creación de post-humanos, la raza superior que tanto ansiaban Hitler y Mengele, y que los de Google y DARPA continúan con sus pasos. Muy bien Alberix me gustó la acción que le imprimiste, suerte en el concurso, abrazos.
ResponderEliminarGuapa, gracias por compartirme, aunque lamento que no me votaras ni de cuarto. Todavía no he podido leer tu relato; mi vida es una permanente encrucijada que aún no logró resolver por completo. El de esta semana fue mi último intento de ganar un concurso; lo malo es que no puedeo garantirzarte que pueda seguir intentandolo en las siguientes: tengo demasiado trabajo extra intelectual por delante. Tambien lamento no haberles respondido antes; el reloj es mi peor enemigo; ni siquiera pude leer el relato de Fernando Mora para voltarle y ayudarle con los votos. Por lo menos tengo un colega en esto de no ganar.
EliminarGracias por siempre seguir mi blog. Hasta pronto.
Me ha gustado porque no me esperaba el desarrollo y final...
ResponderEliminarMuy bueno, suerte en el concurso, abrazo!
Pues te invito a que me sigas leyendo guapa; este blog es todo un mundo. Hasta pronto. ;)
EliminarIntenso relato, Alberix. Ciencia ficción mezclada con thriller psicológico.
ResponderEliminarMe gusto mucho. Abrazo.
Y tú eres un hueso duro de roer; siempre ganas. Esos relatos tuyos están llenos de thriller sicológico mezclado con suspenso del fino, sin contar tus años de experiencia en esto. Apenas he empezado a escribir en serio más o menos cinco años atrás; ustedes en cambio... Toda una vida. Me leerlos porque con ustedes aprendo a hacerlo mejor, aunque no sé si viviré para ser un autor reconocido. Gracias por invitarme a la comunidad de relatos; me da más oportunidad de compartir mis entradas. Saludos y hasta pronto.
EliminarMuy buen relato. Creo que Bill Gates fue el culpable porque siempre tiene la culpa. Me gustó mucho. Un abrazo
ResponderEliminarOjalá algún día veamos a esta clase de tipos en donde deben estar: en la cárcel. Hasta pronto.
EliminarHa vulnerado una de las tres leyes de la robótica. O las tres. Muy bueno, Alberix. Abrazos
ResponderEliminarY que esperabas de un cyborg sicópata?, gracias por tu apoyo. Un saludo.
EliminarJajajaja, me causo muchas gracias el comentario de Ana Lía, jajaja, acá en Venezuela el gobierno le echa la culpa al imperio, jejeje. Excelente relato, Alberix, la confusión del androide lo lleva a autodescubrirse de una manera terrible. Te felicito. Suerte!
ResponderEliminarun gran relato que me ha gustado mucho,
ResponderEliminarsuerte para el concurso
Me recordo escenas como Matrix y muchas otras..... Suerte... Me gusto. el final es como imprimirle un poco de humanidad a la máquina.... Algún día, tal vez, lleguemos a ser todos así. Vaya!! que tarde mucho...........
ResponderEliminarMáquina humanoide que desconoce su propia esencia y, después de defenderse de la forma que lo hace, queda sin remordimientos, como máquina, y lleno de dudas, como humano. Me ha parecido muy interesante tu visión. ¡Suerte!. Un abrazote :)
ResponderEliminar¡¡Ni los androides resisten a una situación de estress o presión!! ¡Suerte compañero!
ResponderEliminarEstupendo relato, de los que te hacen disfrutar mientras lees y te sorprenden al final.
ResponderEliminarUn saludo!