Dos hermanos camerunotes, de esos grandotototes que además de jugar fútbol, corren como verdaderas bestias y te llenan de pánico cuando los tienes que marcar, fueron fichados por un club alemán. Paso el tiempo y uno de los dos hermanos fue vendido a un club francés por una gran millonada, pero nunca dejaban de estar en contacto. Cierta noche, los dos tuvieron una amena charla.
- Oye herrmanito, ¿qué tal esta Frrrancia?
- De dejavour monsiur, vuen vino, queso y las chicas tan más lindas
Y su suspicaz hermano le pregunta.
- ¿Y ya le dijiste eso a tu novia alemana?
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