Harry y sus amigos estaban en el salón de la clase de pociones, su materia menos preferida. Tenían que hacer un brebaje parlante al profesor Snape pero había un problema, Potter tenía que poner como ingrediente final uno de los pelos de su cabello.
- ¿Estás seguro de esto Harry?
- O eso Hermione o me arriesgo a que el brebaje diga lo que piensa de Snape
- ¿Pero el pelo de Ron?
- ¿Se puede saber qué tiene mi pelo?
No se percataron que Snape estaba detrás de ellos
- ¿Tratando de hacer trampa otra vez señor Potter?
- Nop profesor Snape, yo...
- Basta de charla Potter, quiero ver que pone un pelo suyo o me vere obligado a quitarle cien puntos a Gryffindor.
Sin tener más opción, Potter se arranco uno de los pelos de su cabello, que se disolvió al instante en la superficie del extraño e hirviente brebaje.
- El brebaje tiene que decir exactamente lo que usted está pensando a su interlocutor en este momento. A ver hola que tal mi pequeño brebaje, ¿qué tienes que decir?
De la superficie del brebaje parlante se abrió un orificio con forma de boca que gesticulaba las siguientes palabras.
- ¡¡Snape es un demente, Snape es un demente..!!
- ¡¡Potter!!
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