viernes, 23 de agosto de 2013

Un ninja en la corte del rey Arturo (capítulo 11)



Capítulo 11



Mordred debe morir

Fukushu se movió por el campo, amparado por la oscuridad de la noche, hacia el campamento de Mordred, como siempre lo solía hacer. Pasó la vigilancia, entrando a la tienda del propio Mordred, que dormía con la Ryu en la mano, pero justo cuando estaba a punto de tomar la espada, fue sorprendido por Agravaine, que acababa de entrar en la tienda, con su espada en mano.

- ¡¡¡Debiste haberme matado cuando podías, ninja, ahora estás atrapado!!!

La voz de Agravaine había despertado a Mordred, quien apuntó su espada al cuello de Fukushu.

- ¿Es que no te cansas de estorbar mi paciencia?, pagarás tu osadía ya!!!

Justo antes de que Mordred alcanzara matarlo, Fukushu lanzó uno de sus pequeños cuchillos contra una de las astas de madera que sostenía la vetusta tienda de Mordred, cayendo esta sobre todos ellos, permitiéndole al ninja escapar.

- ¡¡Es el ninja, a él!!

Durante la huida, casi al mismo tiempo que mataba con su pequeña espada a quien se él interpusiera en su camino, sacó con sus manos unas pequeñas chácaras de sus ropas.

- Espero que esto que Morgan me ayudó a comprar en Egipto haya valido la pena.

Las empezó a tirar a diestra y siniestra, causando grandes llamas de fuego griego, que arrasaban a todo aquello que encontraban a su paso, continuando con esta acción hasta que logró escabullirse en la penumbra, lejos del alcance de las fuerzas de Mordred. En todo el campamento de Mordred, se lograban ver grandes llamaradas de fuego griego que lo iluminaban, a la vez que causaba gran mortandad entre sus tropas; se podía escuchar la masiva agonía de aquellos infortunados.

- ¿Qué es todo este alboroto? - interrogó Teodorico, rey de los francos, que fue despertado por aquella situación.

- ¡¡Es esa maldita sabandija amarilla, lo hizo de nuevo!!!

- Mordred, tu espada!!! - le recordó Agravaine.

- Tienes razón, la usaré - recalcó Mordred.

Mordred blandió su espada hacia el cielo, cortando el aire, lo que provocó una copiosa lluvia, que en lugar de apagar el fuego lo intensificó, dado a aquella propiedad del fuego griego de arder aún más al contacto con el agua.

- ¡¡Maldición esto no da resultado!!!

El campamento se empezó a parecer a una pequeña sucursal del infierno, lo que trató de evitar Mordred, dando cortes en el aire en dirección a las llamas que se apagaban por arte de magia; lo malo es que eran demasiadas, no podría lograr apagarlas a tiempo para salvar a su ejército.

- ¡¡Madre, donde estás cuando más te necesito!!!

Justamente luego de decir aquello, una forma monstruosa, semi iluminada por la luz de las llamas, comenzó a descender del cielo. Era tal la oscuridad de su sombra, que hasta la luz de las llamas quedó opacada. Súbitamente, las llamas se apagaron y aquella forma monstruosa, indescriptible en esa oscuridad, comenzó a encogerse rápidamente, hasta llegar a tomar forma humana; en ese lapso, el primero en hacerse visible era el ninja Hinoi, que aparentemente había estado montado en eso. Finalmente, la transformación se completó, dejando visible a Morgana Le Fay.

- ¿Madre, donde estabas?, ese ninja causó muchas bajas en su paso furtivo por aquí, casi me quedo sin ejército.

- Mordred, no te alarmes tanto, sé que tuviste una jornada difícil, sin embargo te tengo una buena noticia. Hinoi y yo le tendimos una trampa a Merlín, él está muerto, ahora nadie podrá salvar a Arturo!!

Una sonrisa de macabro delirio se dibujó en el rostro de Mordred. 

 A la madrugada siguiente, Fukushu estaba sentado sobre un pequeño pero sólido barril de provisiones, con su cuerpo inclinado y su antebrazo apoyado en su muslo y sosteniendo su mentón; estaba pensando en el fracaso de la noche anterior. Justo en ese momento, pasaba Cinnia, que le preguntó lo siguiente.

- Fukushu, ¿te pasa algo?, no te ves muy feliz.

- No lo estoy, no pude recuperar la espada ni matar a Mordred

Cinnia se le acercó, puso sus robustos y cómodos brazos alrededor de él y le habló suave al oído de la siguiente forma.

- Ya pasó, todo está bien, lo que importa es que estás aquí conmigo.

El nipón, que por poco pone una cara de conmovido, trató en todo momento de controlarse, para mantener su inexpresivo talante. Dijo lo siguiente.

- Lo malo es que ahora tendremos que entablar batalla, muchos morirán.

- Fukushu, es verdad, pero esta batalla vale la pena, no sólo nos jugamos el reino sino nuestra libertad. Confío en que hoy derrotamos a Mordred.

- Espero que tengas razón. Pero si tan sólo hubiera matado a Agravaine…

- ¡¡Fukushu!!

De pronto, hizo su aparición Morgan.

- Vaya, pero qué tenemos aquí, los dos enamorados, ¡¡qué romántico!!

Eso hizo que la muchacha se sonrojara, seguidamente que dejara de abrazar a Fukushu, para retirarse de modo discreto, no sin antes decir lo siguiente.

- Con permiso, debo realizar los preparativos de los víveres y demás enseres, para la lucha.

No lo iba a admitir, pero Fukushu estaba enojado con Morgan, algo que sin embargo, no pensaba expresarlo públicamente.

- Morgan, qué casualidad que pasas por aquí, no me digas que me estabas espiando.

- Por supuesto que no, ni siquiera soy así de bueno como un ninja, aunque de verdad te felicito, estás conquistando a la sobrina del rey!!

Fukushu miró a todas partes, para asegurarse que nadie lo escuchó, seguidamente se levantó y le da una palmadita al rostro de Morgan.

- ¡¡Ouch, eso dolió!!

- No hables muy alto, me meterás en problemas

- Pero estoy seguro que nadie me escuchó

- En verdad no sé qué es lo por qué ella se me acerca tanto pero yo no estoy enamorado de ella, de hecho nunca me he enamorado de nadie, mi entrenamiento me ha hecho un completo asocial

- Relájate Fukushu no es tan malo enamorarse pero si tanto te incomoda, mejor lo dejamos allí

 -En fin, en realidad te estaba buscando para entrenar las artes del combate está mañana, porque hacerlo con los demás no es tan desafiante como cuando practico contigo

- Ven, vamos a practicar

- ¡¡Genial!!

Así comenzaron un interesante duelo, caracterizado por los golpes fugaces, los bloqueos efectivos y las caídas de Morgan. Al principio se estaban estudiando, guardia alta, tratando de dar golpes precisos para medir la defensa del rival, con ambos contendores saltando en la punta de sus pies; pareciendo al principio que sería muy difícil que alguno derrotara al otro, debido al alto grado de técnica que ambos mostraban. El duelo llamó la atención de muchos en el campamento.

Pasaron después al ritmo frenético del combate, con ambos intentando romper la guardia contraria con rápidas combinaciones de puños y patadas pareciéndose a los movimientos del kick boxing actual, buscando romper la guardia contraria, en eso Fukushu aprovechó un amplio espacio que dejó Morgan al tratar de darle un puñetazo, para conectarle una patada en el mentón, a la vez que daba un salto con las piernas hacia arriba, en forma horizontal, a continuación dando una vuelta en el aire y caer parado. Morgan, que ahora sangraba por la boca, se sacudió con su antebrazo, manchando las mangas de su camisa con su sangre, vaciló un momento y volvió a subir su guardia.

- ¡¡Ja!!, nada mal para un enano, pero esto no ha terminado

Pese a que era más pequeño, Fukushu era un verdadero resorte con pies, logrando con su constante movimiento confundir a su rival, que aunque diestro, carecía de algo de agilidad; los dos hombres no eran blancos fijos, lo que imposibilitaba una ofensiva precisa.

Fukushu logró derribar varias veces a Morgan, quedando toda su ropa impregnada con la mugre del pasto y sangrando profusamente, entre patadas, llaveos, golpes fallidos, sacadas de balance, palancas, golpes y codazos, para volverse a levantar nuevamente, en actitud desafiante. En una de esas, logró derribar al japonés, de un golpe fulminante que él no pudo esquivar por completo, cuyo roce fue suficente para hacerlo caer y sangrar, lo que provocó que Morgan lo festejara.

- ¡¡¡Wuuu!!!, ¡¡¡wuuuuu!!!, ¡¡¡lo derribé, lo derribé!!, ¡¡al fin logré conectarle!!

En su algarabía, daba saltos, se agachaba, hacía gestos simiescos, como un chimpancé que recibía a su primer hijo, lo cual no iba a durar mucho, porque con mucha flexibilidad, Fukushu se levantó de un salto del suelo, emulando a un gato, tratando de tomara a su rival por sorpresa, que bloqueó justo a tiempo sus letales puños y patadas. Los compañeros seguían animando airadamente a cada uno de los dos.

En un intercambio de golpes, Morgan hizo retroceder a Fukushu, que aprovechó cuando tenía uno de sus pies adelante, para darle una rápida y contundente pisada allí, causando que le doliera, bajando su guardia, permitiéndole a Fukushu darle una andanada de patadas, que no fueron suficientes para derribar a un trastabillante Morgan, por lo que retrocedió a cierta distancia, tomando impulso para conectarle una patada voladora, que al fin logró su cometido.

- ¡Morgan!, ¡Morgan!, ¡Morgan!, coreaba la multitud.

- ¿Es eso todo lo que tienes? - preguntó Fukushu - ¡¡vamos pelea!!

Y Morgan, que era un hombre muy grande, se levantó, tomándose su tiempo. Aunque bastante debilitado, seguía teniendo suficientes fuerzas como para resistir muchos de los golpes de alguien de la talla de Fukushu.

- Tuviste tu momento Fukushu, lo malo es que para noquearme se necesitan cien como tú, ¡¡banzaiiiiiii!!!

Para evadir la velocidad de Fukushu, Morgan decidió que en lugar de buscar la confrontación directa con el ninja, se mantendría a distancia cada vez que se acercara, tratando de utilizar su mayor alcance para darle un golpe sorpresivo, especialmente de sus piernas, lo que hacía que su rival tuviera que emplearse a fondo para esquivar cada golpe, hasta que Fukushu logró atrapar una de las piernas de Morgan, quien trató de librarse, lanzándole una patada de tijera giratoria al rostro, la que el nipón esquivó, para a continuación agarrarla. Eso provocó que Morgan cayera boca abajo en el suelo, evitando con sus brazos doblados que las extremidades superiores de su cuerpo recibieran un mayor castigo por el impacto de la caída.

Luego, Fukushu procedió a torcer una de las piernas de Morgan, una especie de llave de lucha libre.

- ¡¡Ríndete!!

- ¡¡No, no me rindo!!

Entonces, Fukushu apoyo todo el peso de su cuerpo en una de sus piernas, mientras le aplicaba la llave a la otra, ejerciendo presión hacia atrás, aprovechando que aplastaba la otra, logrando una doble presión, ya que a una la aplastaba con su cuerpo hacia abajo, a la vez que llevaba la otra pierna adelante en la misma dirección pero adelante, aplicándole su llave. Morgan empezó a pegar palmaditas en el suelo, en señal de desesperación.

- ¡¡Esta bien, me rindo, tú ganas!!

El ninja soltó las piernas de Morgan, quien dio un soplo de alivio, inmediatamente levantándose de un brinco, pese a todas las heridas sangrantes que tenía. Los compañeros los ovacionaron con sonoros aplausos.

- Uff, me diste una paliza, creí que me ibas a matar.

- No estás muerto, vamos, ponte tu armadura y sube a tu caballo, pronto comenzará la batalla.

- ¿Seguro que todo eso no fue porque no te gustó que te interrumpiera la velada con Cinnia?

Pero Fukushu, no contestó, se limitó a seguir caminando hacia adelante, como si realmente no pasó nada. Morgan escupió en el suelo, seguidamente diciendo esto.

- ¡¡¡Eres despreciable, ¿lo sabías?!!!!    

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