martes, 7 de mayo de 2013

El león y el rinoceronte



En la remota sabana africana existió alguna vez un león, tan grande y fuerte que se jactaba de ser el bravucón al que todos los demás animales temían.

Todos los días eran igual que siempre hasta que por aquellas tierras llegó un apacible rinoceronte, tan grande  como el león pero cuya piel parecía hecha de la roca más dura, que sin embargo se alimentaba de puras hierbas. Los demás animales del lugar le advertían sobre la presencia del león pero el rinoceronte se comportaba como si este no existiera, de modo que continuo siendo el vecino apacible y de agradable compañía, lo que desagradaba al león de sobremanera porque si algo le molestara es que llegara a sus dominios alguien que difuminara de algún modo el miedo que todos sentían hacia su omnipresente majestad.

Se frustró el gran señor que por más rugidos que daba no asustaba a la pacífica bestia y sabía que al avasallarlo era muy probable que recibiera una violenta cornada, así que el maquiavélico león urdió un plan, iba a atacar a su adversario por sorpresa y cuando estuviera a su merced disfrutaría con delirio que rogara por piedad.

Al llegar la hora y el día indicados el felino salió de un salto de los matorrales para tratar de caer sobre el rival, que con hábiles reflejos lo recibió con una cornada que le penetró sus entrañas hasta provocar un charco de sangre. Estando al borde de la muerte, el rinoceronte le dijo unas últimas palabras al león.

- Siempre hay alguien más fuerte que tú, no lo olvides.

2 comentarios:

  1. Me encantó la historia y es la verdad, nunca se sienten demasiado complacientes. Gracias por compartir Zeta Alberix
    Bienvenido a eran porque la pena Comunidad

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