Cierto día, al hombre más rico del mundo le dijeron que tambien era el más rico en obesidad, por lo que le recomendaron que fuera a cierto país a encontrarse con la mejor nutricionista del mundo. Desesperado, el hombre arreglo una cita e hizo el viaje.
Tras un largo viaje de varias horas y jartarse toda la comida del avión, dejando practicamente a l@s dem@s pasajeros sin alimento, llego a su destino. Fue a su hotel, se arreglo y rapidamente fue al consultorio de la doctora.
Al llegar alli y, tras esperar un buen par de horas, se encuentra con la mejor nutricionista del mundo y, para su sorpresa, resulto ser tambien una mujer gorda. Apenas la miro unos segundos y se sintio extrañado, pues siempre imagino a las nutricionistas como mujeres muy delgadas y ella en su tarjeta de presentación se veía diferente. Aunque el hombre le puso una cara bastante extraña, rapidamente el hombre se puso sereno, pero ya la mujer se dio cuenta y, de manera muy prudente y jovial, pregunto lo siguiente.
- Señor, lo vi mirandome de manera extraña, ¿me puede decir por que?
Sin poder evadir el tema, el hombre se vio obligado a responder.
- Es que... nunca imagine que usted fuera gorda; en la foto aparecía mucho más delgada.
Y ella, muy cordialmente respondio.
- En verdad si estoy en mi peso ideal, lo que pasa es que yo he empezado a practicar sumo.
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