Las monjas (Ríase un poco)
Estaban dos amigos, un católico y un ateo pasando por un monasterio, cuando fueron interrumpidos por el paso de un alud de monjas que regresaban al lugar ya mencionado.
- Pero que fervor - dijo el ateo -.
- ¿Qué se puede esperar? Son las esposas de Cristo y le dedican toda su vida a él.
Y el ateo respondio de manera pícara.
-¡Qué envidia, cómo quisiera ser un dios para tenerlas todas para mí!
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