viernes, 4 de noviembre de 2016

Big Mother Hillary contra Jabba the Trump: la peor campaña electoral estadounidense que he visto




La democracia es quizá el mejor de los gobiernos, pero tambien es cierto que hay un alto grado de caos por una simple razón: nadie tiene el poder absoluto y cada sector de la población elige a quien representa sus respectivos intereses. Sin embargo, la manzana de la discordia siempre se da cuando hay elecciones generales y, por lo general, la población se polariza entre el sector de la derecha o la izquierda y a veces por los de centro - Tristemente, la clase media no suele ver una gran diferencia entre la gente de centro y la derecha -.



Si hay un lugar en donde la democracia funciona casi a la perfección es en los países nórdicos, monarquías constitucionales en donde quien gana la mayoría de escaños en el parlamento se convierte en primer/ra ministro/a, aunque a veces se llega a primer ministr@ sin tener la mayoría del mismo partido; es el arte nórdico de gobernar sin necesidad de tener el viento a favor y que es un ejercicio que en cierta superpotencia no se practica - salvo dos presidentes que, con gran carisma y sin un caracter avasallante al estilo Putin, se las arreglaron para salir airosos con su senado bicameral-. A menudo, cuando estalla una crisis en susodichos países y el primer ministr@ renuncia, es el rey quien tiene la potestad de aceptarla o rechazarla; es una de las pocas facultades que tiene como limitado jefe de estado, entre otras prerrogativas. 



A mí me diran ¿A quien le importa la política nórdica? Pues bien, si les cuento el detalle que, junto a Alemania, las democracias nórdicas han seguido prosperando en contraste con el arruinado sur de Europa y que las sacudidas del Brexit no han exacerbado, por ahora, a los movimientos ultranacionalistas de sus respectivos países y que Suecia, que al igual que Gran Bretaña todavía utiliza su propia moneda  en lugar del Euro, no tome en serio el asunto de salirse del bloque, entonces la cosa se pone interesante. Si añadimos el detalle que estos países han sido los menos criticados por su participación en las primaveras árabes y los atentados terroristas han sido pocos y no muy espectaculares que digamos - Salvo el caso de Utoya, en Dinamarca, donde un ultranacionalista que se hace llamar Breivik mato en esa islita a doscientas personas, entre ellas gente de izquierda y sus amistades inmigrantes -, se podría decir que, ademas de tener estabilidad político/financiera, tambien son muy seguros. Incluso, no se han visto más afectados que Austria y Alemania con el tema de los migrantes por las guerras en medio oriente, claro que, en el borde de sus límites todavía hay gente esperando refugiarse y cada vez se está volviendo un problemita más serio; esperemos que esto no sea más caldo de cultivo para otros Breivik o, en el peor de los casos, de partidos ultranacionalistas.



Pues bien, es este tipo de democracia la que los a los estadounidenses les parece soporíferamente aburrida: no es de extrañar que prefieran un partido de fútbol americano a un anestesiante debate entre dos candidatos daneses de izquierda y derecha para el cargo de primer ministro; es como ver a dos pálidos nerds larguiruchos y de piel más clara que ell@s hablar de ideas en lugar de discutir, que es lo que alimenta el morbo del ciudadano estadounidense promedio - no digo que tod@s sean así, pero la realidad suele ser esa -. El asunto es mucho más crítico si es una persona que recibe subsidio de desempleo y no hace otra cosa que buscar trabajo y tomar cerveza frente a una televisión mientras cambia de canal en canal esperando algo que le llame la atención; las posibilidades de aburrirse son elevadas. Es como ver a Homero Simpson elevado a la enésima potencia.



Y es que hay que decir la verdad: aunque tiene el honor de ser la primera democracia del mundo y, además de eso, la única superpotencia, Estados Unidos es la democracia del reality y del espectáculo, en donde cada cuatro años quien gana la presidencia se las tiene que ver con un parlamento que le suele ser adverso, salvo excepciones. Las faltas de respeto, los videos comprometedores y los escándalos están a la orden del día, sin contar los debates presidenciales ni las sorpresas de octubre, que muy a menudo suelen inclinar la balanza en una elección estrecha.



Sin embargo, debo admitir que, en todos mis años de vida, nunca he visto una campaña política más controvertida y sucia como esta, además de dos candidatos tan irreconciliables como detestables: Big Mother Hillary y Jabba de Trump.



A Hillary decidí nombrarla Big Mother, en honor a ese personaje orwelliano al que llaman Big Brother y que utiliza métodos fascistas para controlar a la gente incluso en su intimidad - Me pareció cursi nombrarla Big Sister; de hecho, pienso que por el carácter del personaje le queda bien el apodo -. Bueno, a Big Mother Hillary se le acusa de espiar correos desde su computadora personal y tener compinches que le informan de casi todo, incluso de las infidelidades de Bill - Hasta el sol de hoy es un misterio que todavía esten casados - Si Big Mother llega a la presidencia, hay altas posibilidades que juegue a ser la Big Mother de toda la nación y del mundo.




Su contraparte es el asqueroso, amorfo y controvertido multimillonario Jabba the Trump, conocido por sus excesos, sus polémicas declaraciones, sus conexiones mafiosas y, sobre todo, su afición por acosar mujeres - Le nombre Jabba the Trump en honor al amorfo personaje de la película "El retorno del Jedi", Jabba the Hutt y creo que le queda como anillo al dedo - ¿Se imaginan en la presidencia a un hombre que cree que con un muro podra detener la oleada inmigratoria, acabar con la amenaza china declarándole la guerra y poniendo en jaque las históricas relaciones trasantlánticas con Europa sacando a su país de la OTAN? Cualquier persona con los pies en la tierra diría, en su sano juicio, que este hombre no debe ser presidente, del mismo modo que Hitler nunca debio ser canciller de Alemania - Por cierto, el desquiciado Hitler sí llego al poder y desato una guerra que estuvo a punto de amenazar la misma existencia de la humanidad -.




Si añadimos más ingredientes al pastel, como la polarización entre negros y blancos, los constantes ataques personales, las pobres propuestas de gobierno de ambos candidatos, la filtración de datos contra cierta candidata, los supuestos nexos de la mafia y Vladimir Putin con el otro y los incidentes violentos - El último del que me he enterado fue la quema de una iglesia creo que por Lousiana, de negros que apoyan a Trump -, vamos a tener un más que asqueroso soufle. En lo personal, ya me canse de seguir leyendo noticias de estas elecciones por internet - Lastimosamente no puedo evitar dar una ojeada al periódico para tratar de enterarme, de forma neurótica, de alguna novedad buena en esta campaña, como tampoco puedo evadir ver que en el noticiario de mi país saquen alguna que otra noticia -. Lo ideal para mí sería aislarme del mundo hasta el martes o poco después, cuando se acabe esta desgastante y grotesca campaña, digna de una novela de humor medieval a lo Gargantua y Pantagruel, cuyos sinsentidos me dan ganas hasta de vomitar.



La buena noticia es que pronto estas elecciones, que me parecen las peores de la historia, van a terminar el martes. Pero si hay algo que admiro de Estados Unidos es su sistema de votación: es complejo, no depende de las encuestas y son los delegad@s quienes votan; un número indefinido de delegad@s equivalen a un voto electoral y para ganar se necesitan al menos doscientos sesenta votos. Supuestamente l@s delegad@s son lo mejor de la población de un estado; espero que sepan lo que están haciendo, porque deben votar por quien consideran menos mal@  - Esa sí es una costumbre en nuestras democracias latinoamericanas, no así en la estadounidense, que se considera perfecta -, porque de eso depende, tristemente, el devenir del mundo.



Por suerte, cada vez que votan por presidente, la gente tiende a votar por un parlamento contrario a sus intereses, de modo que nunca hay un poder absoluto: es muy probable que si gana Hillary, el parlamento será mayoritariamente republicano y si gana Trump, ni aunque los republicanos sean mayoría se llevaran mucho mejor con él - De hecho, Trump hizo lo suyo insultando a grandes pesos pesados republicanos como John Mccain, Marco Rubio, Paul Ryan, entre otros -.



Lo triste de todo es que, gane quien gane, estamos fritos y Estados Unidos emergera como una nación más dividida que Gran Bretaña tras el Brexit, sobre todo por culpa del estilo de campaña de Trump, que ha hecho a la otra sacar lo peor de sí misma. Hasta el martes y que dios nos ampare. Amén.

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