miércoles, 7 de septiembre de 2016

El aprendiz de sheriff



Era Eddy Quick un joven, alto y apuesto mozalbete, muy parecido a su padre en su juventud; el típico joven indómito de frontera. Ya había perdido la cuenta de cuantos rivales había llevado al cementerio con su colt de plata: cincuenta, tal vez cien... No terminaba de cifrar la veintena y ya era reconocido como un matón a sangre fría.


Sin embargo, este duelo era diferente: ante todo el público de su natal pueblo recien fundado hace unos años, tras una fugaz fiebre de oro, estaba algo nervioso no por las miradas ni los lloriqueos de las señoritas que lo conocían muy bien, sino por el rival, el sheriff, su propio padre. Su viejo quería comprobar si él iba a ser un digno sucesor en tan difícil trabajo, que es mantener el orden en aquel rinconcito del salvaje oeste.


Él sabía de la fama de su padre como buen pistolero y hombre rudo; era la última persona a la que hubiera esperado enfrentarse. Hubo una época en que quizo largarse a la recien fundada Hollywood  para ser actor, pero estuvo más ocupado en sobrevivir un día más que en continuar trabajando para lograr los ahorros necesarios y así largarse de aquel lugar de mala muerte y su sangrienta vida.


Ambos se miraron como si quisieran penetrar el alma del otro o intimidarla, los brazos y las piernas en la posición habitual antes de desenfundar; un leve soplo de aire era todo lo que se escuchaba, como si la misma muerte silbara impaciente, esperando el final de aquel macabro espectáculo.


El primero en desenfundar fue Eddy, quien para su mala suerte, se le encasquillo la pistola antes de que pudiera disparar, lo que aprovecho su padre para darle un disparo certero con su winchester, directo al corazón. El sheriff Clemens fue caminando hacia el joven para ver si estaba muerto y al estar frente a su cadáver, se sorprendio al verlo abrir los ojos; comprobo que estaba bien ganada la fama de que Eddy Quick era, de alguna forma, inmune a la muerte.


-¿Padre, por qué lo hiciste?


El hombre, indignado, escupio en el suelo.


- Quería probarte Eddy, pero lamentablemente no sirves para este trabajo.


- Pero, si soy tu hijo


- Bah, no lo eres, un hijo mío hubiera revisado bien su pistola antes de usarla; no podrías sobrevivir ni un minuto en este lugar.


El muchacho, furioso, le grito lo siguiente.


- ¡¿Y a ti quien te dijo que yo quería escoger esta porquería de vida?! ¡¡Sólo he fallado una vez en mi vida y es hoy, justo cuando estaba aplicando para tu puesto!! ¡¡Aún así, no debiste hacerlo, eres mi padre y yo soy tu único hijo!! ¡¡Si hubiera podido disparar, mi tiro hubiera dado en la culata de tu pistola y la hubiera volado en el aire, dejandote desarmado!!


- Jeje, sigues siendo un niño, este es el salvaje oeste y aquí quien no es capaz de matar, muere al día siguiente. No voy a perder el tiempo contigo, otros bastardos podran intentar esta misma tontería.


Antes de que Eddy pudiera protestar, Clemens disparo a quemarropa a su corazón, hasta asegurarse de que estuviera bien muerto.




2 comentarios:

  1. Una historia extraña y macabro digno de Edgar Allan Poe.

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    1. Oh misss Koval, me halaga que me compare con tan gran escritor y es más honroso viniendo de alguien como usted. Esas son el tipo de crítcias que me animan a seguir publicando entradas y pulir más mi arte. Hasta pronto.

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