jueves, 18 de junio de 2015

llefke Kawellu (Relámpago el caballo) 3ra parte






Y es que Mengele se hacía pasar por director de la Academia Germano-mapuche en la Patagonia, una inmensa región al sur de Chile y Argentina que casi abarca más de la mitad de ambos países. Los mapuches son el grupo étnico de nativo americanos sin país más dominante del cono sur, los que más resistieron los embates de la conquista inca y española; pueblo indómito, lograron adaptarse a las tácticas militares de sus invasores, adoptaron el caballo de los españoles y se impusieron culturalmente sobre sus vecinos. Hoy en día sufren de la discriminación social y cultural por parte de los pueblos de Chile y Argentina, quienes nunca olvidaron que los mapuches apoyaron a la corona española en las guerras de independencia, aunque tal apoyo fue parcial y la guerra nunca ocurrió en sus territorios propios.

Allí el doctor Mengele y su escuela supuestamente estaban brindando educación formal y gratuita a los mapuches de la Patagonia con el auspicio de la fundación Thule, pero en realidad la finalidad era utilizar a esos jóvenes como conejillos de indias. En uno de sus salones, una rubia alta, delgada y hermosa está dando una clase a adolescentes de preparatoria.

-Bien niños, ¿quién fue el vencedor de las batallas de Salta y Tucumán?

Un niño estuvo a punto de levantar la mano, pero se conformó con quedarse atónito ante otra levantada con más ahínco que se hizo mucho más visible.

-Manuel Belgrano, militar, diplomático, político y creador de la bandera argentina.

-Muy bien Ceferino Tahiel, ya has contestado gran parte de las preguntas. Oí que estabas trabajando en un robot para ayudar discapacitados, ¿es eso cierto?

-Sí, tanto yo como mi hermana lo tomamos como pasatiempo. Lo único malo es que en esta área rural en que vivimos es difícil hallar suficientes componentes por lo cual no lo hemos terminado.

Las niñas mapuches se lo quedaban mirando también y es que Ceferino era además de brillante un muchacho bien parecido cuyo rostro recordaba a Lautaro, el guerrero más grande que recuerdan esas tierras, mientras sus compañeros no dejaban de ponerle atención a todo lo que decía. 

Ya en el recreo, Ceferino va  caminando y es seguido por el mismo muchacho que quiso alzar la mano junto con varios compinches. El siguiente diálogo fue traducido del idioma mapuche.

 
- ¡¡¡¡A ti te gusta impresionar a todos y quedar como el héroe!!!!

 Ceferino voltea hacia atrás y ve a Aicapan
 
 Pero Ceferino no le presto atención. Luego, él hizo como que se retiraba, pero Aicapan lo agarro por la manga y le confronto.

-¿Qué acaso me tienes miedo?

A lo que Ceferino respondio en pocas palabras.

-Esa nunca fue mi intención.

 Esta respuesta por alguna razón Aicapan la consideró ofensiva, por lo cual atacó físicamente a Ceferino, quién se defendió magistralmente como un verdadero guerrero. Estando a punto de ganar, los compinches de Aicapan intervienen y logran cambiar la balanza a favor de su adversario, por lo que el cuerpo académico y algunos compañeros deben intervenir y los separaron. Los llevaron a la oficina de Sigfried Mengele.

-Bien niños, ¿por qué se pelearon?

-¡¡¡Él empezó con sus aires de superioridad a decirme que yo no estaba seguro de las respuestas!!!
-¡¡No es cierto Aicapan, estás tergiversando mis palabras!!

-Suficiente niños, según relatos de testigos, Aicapan, tú lanzaste el primer golpe y al ver que  perdías la pelea tus amigos decidieron ayudarte. Eso no exime a Ceferino del castigo, pero hace que el tuyo sea hasta más severo, por tanto quedas suspendido por tres semanas.

Aicapan mira hacia Ceferino y de forma desafiante le dice esto en lenguaje  mandungun 1

-¡¡¡Te prometo que ganaré la carrera del domingo, mi yegua es más veloz que tu caballo!!!

-¿Qué quiso decir?

-Estaba hablando de la carrera de caballos el domingo, yo siempre gano en la categoría infantil escoltado por mi hermana. Aicapan piensa  que por todo eso me creo mejor que él.

-Hummmm, que lástima que yo no sé montar caballos.

-Je, je, no se angustie, es muy difícil que cualquiera pueda montar mejor un caballo que nosotros, eso desde hace quinientos años.

-En vista de que no comenzaste la pelea sólo te castigaré una semana, pero en lugar de estar en tu rancho todo el día, puedes ir a visitarme a mi hogar para buscar partes de robots y te puedes divertir armando los autómatas que tú quieras.

-Es usted muy generoso, pero no creo que cho vaya a aceptar. 2 El toqui de mi tribu, o sea mi padre no siente que ni cho ni mis hermanos más pequeños estamos en edad para dejar el hogar, debido en gran medida en que vivimos en un ambiente rural muy duro y se necesitan muchas manos para subsistir.
-Ya lo recuerdo, sólo espero que aún así te permita estudiar en Europa cuando te ganes la beca. En ese caso tu castigo consistirá en una semana en tu hogar realizando un trabajo de investigación sobre la influencia de la obra de 3Isaac Asimov en la historia de la robótica, además de estar al día en tus tareas y estudiar para tus parciales e incluso el examen final que tendrás que realizar apenas regreses a la escuela, ahora sí puedes retirarte.


-Gracias pero haré lo que pueda, no puedo prometerle que lo terminaré antes del domingo pues estamos en verano y papá nos pedirá que cuidemos el ganado y los rebaños, por cierto, ¿por qué me mira de esa forma?

-Es que me recuerdas a uno de mis mejores amigos.

Y la mente de Mengele se remonto a años atrás, al periodo entre la primera y segunda guerra mundial como si de una máquina del tiempo se tratara. Parecía revivir aquellos tiempos, cuando todavía era un ordinario joven alemán de mente brillante, que acompaño a su padre Joseph en investigaciones de campo pagadas por el gobierno alemán, para investigar la supuesta descendencia aria que tienen los gunas. Aquella labor los termino comprometiendo en la revolución guna contra la república de Panamá, la que terminaron apoyando por completo. 

Al final los gunas lograron un alto grado de autonomía, sin embargo las tensiones se mantenían en el ambiente; pero los gunas vivían la vida con normalidad o al menos así procuraban hacerlo. Y es que al igual que el resto de las tribus aborígenes del continente, los gunas estaban bien conectados con su hábitat, de modo que aún estando muy ocupados en los quehaceres cotidianos todavía podían estar alertas ante la más mínima señal de peligro. 

Fue en ese entonces que un adolescente Sigfried conoció a Urraca Colman, un joven aborigen guna de mente brillante y muy comprometido con la causa de sus compatriotas. Mengele, en cambio, aunque tenía sus serias dudas sobre las conclusiones a las que estaba llegando su padre sobre aquel pueblo exótico de pequeñas personas celosas de mantener su modo de vida; había desarrollado algún grado de admiración por la determinación de ellos: su valor le parecía comparable al más feroz de los beserker arios. Aquellos puntos de vista tan disímiles pero unidos por azares del destino en una misma causa los terminó haciendo amigos.

Cierto día, mientras Sigfried le brindaba atención médica gratuita a niños gunas, fue abordado por Urracá, quien llego a su encuentro con una camisa larga de corte europeo de principios de siglo veinte, pantalón largo de tela lisa y pies descalzos en contacto con la arena, del mismo modo que Mengele.

 
- Listo Keyla, ¿viste que no dolió?

Mengele le mostró a la niña el diente de leche que le había sacado, todavía sujeto a las tenazas de su pinza

-¡Está completo Sigfried y ni siquiera me dolió!, ¿cómo lo hizo?

-Es para que veas que los wagas también hacemos magia, ahora ve a tu casa a comer que ya es mediodía. Te doy mi permiso para conservar ese diente de recuerdo

La niña se fue contenta corriendo con su nuevo trofeo sobre sus manitos extendidas y fue en ese momento en que Urracá comenzó a hablar.

 
-Nada mal para un joven que todavía no ingresa a una facultad de medicina
-¡¡Ah, hola Urracá, me alegra verte!!

-Pienso igual

- A propósito, mi padre es médico

-¿En serio?, tú disculpa que siempre lo olvide, pero Joseph Mengele se ve demasiado joven para ser tu padre

-El siempre ha sido un hombre increíble, mi ejemplo de vida. No en vano el 5fuhrer le concedió la misión de venir aquí

-¿He investigar nuestros supuestos orígenes arios?, vamos Sigfried, tú no crees en esas patrañas

-Yo no tanto, pero mi padre sí; en nombre de eso se encomendó en cuerpo y alma a brindar atención médica a los tuyos.

-No entiendo lo del nombre de Thule, ni de por qué mi gente escogió colocar la esvástica de ustedes en nuestra bandera; todo me parece un absoluto absurdo. Tal vez ese es el precio que tenemos que pagar para que patrocinen nuestra lucha; de todos modos e independiente de por qué razón lo hagan, gracias, mi pueblo necesita todo el apoyo posible para continuar con nuestra revolución. Sin ustedes nunca lo hubiéramos logrado

 Mengele sonríe complacido.


-Sabes Colman, lo que más cuenta para mí es nuestra amistad; de no ser por todo lo que está pasando nunca te hubiera conocido. Porque más que un ario, más que un guna, eres mi hermano.

Mengele extiende su mano derecha y Urracá iba a realizar el mismo gesto cuando apareció uno de los gunas en taparrabo anunciando con aires de urgencia lo siguiente.

-¡¡Se acercan los latinos, se acercan los latinos!!

-Creo que las autoridades de Panamá todavía no se resignan a perder la comarca.

-Esos latinos buscan cualquier excusa con tal de volver a ocuparnos; creo que tiene que ver con esa lancha cargada de licor que decomisamos y que estaban persiguiendo. Pero no toman en cuenta algo, todo sucedió en nuestro territorio.


-Es la ley seca4 , le están haciendo el favor a los americanos. 

-¿Y qué?, ellos buscan cualquier excusa con tal de ocupar nuevamente nuestras tierras

Cuando apenas escucharon los primeros gritos del mensajero, todos los gunas, hombres, mujeres y niños abandonaban sus chozas o lo que estaban haciendo con la prisa de un relámpago, sin llegar a vacilar. Lo hacían en una perfecta sincronía, sin desesperarse, sin vacilar ni mirar atrás; imperaba el miedo pero  también la disciplina, en medio del sonido de las ráfagas de metralla que cada vez se escuchaban más cerca.

Las mujeres y los niños se refugiaban en el centro de las islas, donde los ancianos los esperaban rodeados de cocoteras. Los hombres tomaron sus rifles y se ponían en posiciones de tiro desde dentro de las chozas, que ahora no eran más que muros de contención para los invasores.

Urraca uso una pata de cabra para abrir la tapa de una gran caja de madera que estaba justo al lado suyo para sacar su valioso contenido: rifles mousser de fabricación alemana. Seguidamente, el joven lanzaba las armas a sus paisanos con el fin de que las pudieran atrapar; le lanzó una de manera muy brusca hacia Sigried, que le hubiera golpeado la cara si no hubiera sido por su destreza al atraparla.

-Ustedes nos hicieron un gran favor donándonos estos rifles mousser, ahora a la carga.

En ese instante, una granada de mano cayó sobre una de las chozas cercanas a ellos, generando una gran explosión que hizo que todos cayeran al suelo. Tanto Colman como Mengele se incorporaron rápidamente; el primero corrió rápidamente en dirección a la playa alzando su rifle en señal de desafío seguido a diez pasos por el segundo, ambos haciendo caso omiso de la lluvia de balas que venía directo a ellos.

- ¡¡Tú dirige el flanco derecho, yo el centro!!

- ¡¡Espera, estás demasiado expuesto, yo te cubriré hasta donde tengas que llegar!!

- ¡¡Eres un necio, niño blanco!!

- ¡¡Soy un Mengele, es un mal de familia!!

-Júpiter, ¿te pasa algo?

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