Un día de fin de semana, Flash estaba arreglando su casa, que estaba peor que el mundo después de que él y sus amigos de la liga de la justicia lo salvaran de las manos de Darkseid. Corría de un lado a otro a velocidad del relámpago, acomodando cosas; hasta que, escucho los gritos de su mujer para que atendiera al bebé.
Al llegar donde estaba, ella ya estaba cambiandole los pañales; enseguida, le giro la cabeza y le hablo con severas palabras, mientras lo miraba a los ojos, como si quisiera dispararle un rayo antimateria.
- ¡¡Barry, hace quince minutos que te estaba gritando para que atendieras al bebé, que lloraba para que le cambiaran los pañales, porque yo estaba ocupada en la cocina. Lo peor de todo, es que apenas ahora es que me vienes a atender!!
Muy apenado, el super héroe le respondió.
- Mi amor, es que... no tengo la culpa de ser más rápido que el sonido.
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