En una paradisiaca isla del Caribe, vivía un joven mono, cuyo
árbol se encontraba en un acantilado, desde donde se podía ver la orilla
de la playa, que quedaba algo distante. Cierta mañana al despertar, el
monito fue a mirar aquella orilla y vió a una enorme tortuga, que
acababa de desovar, dirigirse nuevamente al agua, llamándole la atención
la lentitud de ella, lo que provocó su mofa
- Ja, ja, ja, oye tortuga, no te apures, que la noche se fue de vacaciones, ja, ja,jajajajaja,ja.
Mientras esto hacía, no se percató de las sacudidas violentas que en
medio de su frenesí, debilitaba la frágil rama en la que estaba
sujetado, provocando que se rompiera. El mono cayó en el agua salada, en
un punto bajo el empinado acantilado donde la marea era muy violenta,
la profundidad era demasiado honda y como no sabía nadar muy bien, entró
en la desesperación, gritado sin cesar
-¡¡¡Auxilio, auxilio, me estoy ahogando!!!
Aquella lenta tortuga, que era de buen corazón, al escuchar al
infortunado mono, aceleró lo más que pudo su odisea al mar, luego de lo
cual, nadó sin dificultad hasta llegar a él. Dejó al pequeño animal en
la orilla de la playa, lo que sorprendió al sarcástico mono.
- ¿por qué me salvaste, si me burlé de ti?
A lo que la tortuga respondió
- Todos tenemos defectos y virtudes, recuerda esto cuando crezcas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario