Y es que Mengele se hacía pasar por director de la Academia Germano-mapuche en la Patagonia, una inmensa región al sur de Chile y Argentina que casi abarca más de la mitad de ambos países. Los mapuches son el grupo étnico de nativo americanos sin país más dominante del cono sur, los que más resistieron los embates de la conquista inca y española; pueblo indómito, lograron adaptarse a las tácticas militares de sus invasores, adoptaron el caballo de los españoles y se impusieron culturalmente sobre sus vecinos. Hoy en día sufren de la discriminación social y cultural por parte de los pueblos de Chile y Argentina, quienes nunca olvidaron que los mapuches apoyaron a la corona española en las guerras de independencia, aunque tal apoyo fue parcial y la guerra nunca ocurrió en sus territorios propios.
Allí
el doctor Mengele y su escuela supuestamente estaban brindando educación formal
y gratuita a los mapuches de la Patagonia con el auspicio de la fundación
Thule, pero en realidad la finalidad era utilizar a esos jóvenes como
conejillos de indias. En uno de sus salones, una rubia alta, delgada y hermosa
está dando una clase a adolescentes de preparatoria.
-Bien niños, ¿quién fue el vencedor
de las batallas de Salta y Tucumán?
Un
niño estuvo a punto de levantar la mano, pero se conformó con quedarse atónito
ante otra levantada con más ahínco que se hizo mucho más visible.
-Manuel Belgrano, militar,
diplomático, político y creador de la bandera argentina.
-Muy bien Ceferino Tahiel, ya has
contestado gran parte de las preguntas. Oí que estabas trabajando en un robot
para ayudar discapacitados, ¿es eso cierto?
-Sí, tanto yo como mi hermana lo
tomamos como pasatiempo. Lo único malo es que en esta área rural en que vivimos
es difícil hallar suficientes componentes por lo cual no lo hemos terminado.
Las
niñas mapuches se lo quedaban mirando también y es que Ceferino era además de
brillante un muchacho bien parecido cuyo rostro recordaba a Lautaro, el
guerrero más grande que recuerdan esas tierras, mientras sus compañeros no
dejaban de ponerle atención a todo lo que decía.
- ¡¡¡¡A ti te gusta impresionar a
todos y quedar como el héroe!!!!
Ceferino
voltea hacia atrás y ve a Aicapan
Pero
Ceferino no le presto atención. Luego, él hizo como que se retiraba, pero
Aicapan lo agarro por la manga y le confronto.
-¿Qué acaso me tienes miedo?
A
lo que Ceferino respondio en pocas palabras.
-Esa nunca fue mi intención.
Esta
respuesta por alguna razón Aicapan la consideró ofensiva, por lo cual atacó
físicamente a Ceferino, quién se defendió magistralmente como un verdadero
guerrero. Estando a punto de ganar, los compinches de Aicapan intervienen y
logran cambiar la balanza a favor de su adversario, por lo que el cuerpo
académico y algunos compañeros deben intervenir y los separaron. Los llevaron a
la oficina de Sigfried Mengele.
-Bien niños, ¿por qué se pelearon?
-¡¡¡Él empezó con sus aires de
superioridad a decirme que yo no estaba seguro de las respuestas!!!
-¡¡No es cierto Aicapan, estás
tergiversando mis palabras!!
-Suficiente niños, según relatos de
testigos, Aicapan, tú lanzaste el primer golpe y al ver que perdías la pelea tus amigos decidieron
ayudarte. Eso no exime a Ceferino del castigo, pero hace que el tuyo sea hasta
más severo, por tanto quedas suspendido por tres semanas.
Aicapan
mira hacia Ceferino y de forma desafiante le dice esto en lenguaje mandungun 1
-¡¡¡Te prometo que ganaré la
carrera del domingo, mi yegua es más veloz que tu caballo!!!
-¿Qué quiso decir?
-Estaba hablando de la carrera de
caballos el domingo, yo siempre gano en la categoría infantil escoltado por mi
hermana. Aicapan piensa que por todo eso
me creo mejor que él.
-Hummmm, que lástima que yo no sé
montar caballos.
-Je, je, no se angustie, es muy
difícil que cualquiera pueda montar mejor un caballo que nosotros, eso desde
hace quinientos años.
-En vista de que no comenzaste la
pelea sólo te castigaré una semana, pero en lugar de estar en tu rancho todo el
día, puedes ir a visitarme a mi hogar para buscar partes de robots y te puedes
divertir armando los autómatas que tú quieras.
-Es usted muy generoso, pero no
creo que cho vaya a aceptar. 2 El toqui de mi tribu, o sea mi
padre no siente que ni cho ni mis hermanos más pequeños estamos en edad para
dejar el hogar, debido en gran medida en que vivimos en un ambiente rural muy
duro y se necesitan muchas manos para subsistir.
-Ya lo recuerdo, sólo espero que
aún así te permita estudiar en Europa cuando te ganes la beca. En ese caso tu
castigo consistirá en una semana en tu hogar realizando un trabajo de
investigación sobre la influencia de la obra de 3Isaac Asimov en la historia de
la robótica, además de estar al día en tus tareas y estudiar para tus parciales
e incluso el examen final que tendrás que realizar apenas regreses a la
escuela, ahora sí puedes retirarte.
-Gracias pero haré lo que pueda, no
puedo prometerle que lo terminaré antes del domingo pues estamos en verano y
papá nos pedirá que cuidemos el ganado y los rebaños, por cierto, ¿por qué me
mira de esa forma?
-Es que me recuerdas a uno de mis
mejores amigos.
Y
la mente de Mengele se remonto a años atrás, al periodo entre la primera y
segunda guerra mundial como si de una máquina del tiempo se tratara. Parecía
revivir aquellos tiempos, cuando todavía era un ordinario joven alemán de mente
brillante, que acompaño a su padre Joseph en investigaciones de campo pagadas
por el gobierno alemán, para investigar la supuesta descendencia aria que
tienen los gunas. Aquella labor los termino comprometiendo en la revolución
guna contra la república de Panamá, la que terminaron apoyando por completo.
Al
final los gunas lograron un alto grado de autonomía, sin embargo las tensiones
se mantenían en el ambiente; pero los gunas vivían la vida con normalidad o al
menos así procuraban hacerlo. Y es que al igual que el resto de las tribus
aborígenes del continente, los gunas estaban bien conectados con su hábitat, de
modo que aún estando muy ocupados en los quehaceres cotidianos todavía podían
estar alertas ante la más mínima señal de peligro.
Fue
en ese entonces que un adolescente Sigfried conoció a Urraca Colman, un joven
aborigen guna de mente brillante y muy comprometido con la causa de sus
compatriotas. Mengele, en cambio, aunque tenía sus serias dudas sobre las
conclusiones a las que estaba llegando su padre sobre aquel pueblo exótico de
pequeñas personas celosas de mantener su modo de vida; había desarrollado algún
grado de admiración por la determinación de ellos: su valor le parecía
comparable al más feroz de los beserker arios. Aquellos puntos de vista tan
disímiles pero unidos por azares del destino en una misma causa los terminó
haciendo amigos.
- Listo Keyla, ¿viste que no dolió?
Mengele
le mostró a la niña el diente de leche que le había sacado, todavía sujeto a
las tenazas de su pinza
-¡Está completo Sigfried y ni
siquiera me dolió!, ¿cómo lo hizo?
-Es para que veas que los wagas
también hacemos magia, ahora ve a tu casa a comer que ya es mediodía. Te doy mi
permiso para conservar ese diente de recuerdo
-Nada mal para un joven que todavía
no ingresa a una facultad de medicina
-¡¡Ah, hola Urracá, me alegra
verte!!
-Pienso igual
- A propósito, mi padre es médico
-¿En serio?, tú disculpa que
siempre lo olvide, pero Joseph Mengele se ve demasiado joven para ser tu padre
-El siempre ha sido un hombre
increíble, mi ejemplo de vida. No en vano el 5fuhrer le concedió la misión de
venir aquí
-¿He investigar nuestros supuestos
orígenes arios?, vamos Sigfried, tú no crees en esas patrañas
-Yo no tanto, pero mi padre sí; en
nombre de eso se encomendó en cuerpo y alma a brindar atención médica a los
tuyos.
-No entiendo lo del nombre de
Thule, ni de por qué mi gente escogió colocar la esvástica de ustedes en
nuestra bandera; todo me parece un absoluto absurdo. Tal vez ese es el precio
que tenemos que pagar para que patrocinen nuestra lucha; de todos modos e
independiente de por qué razón lo hagan, gracias, mi pueblo necesita todo el
apoyo posible para continuar con nuestra revolución. Sin ustedes nunca lo
hubiéramos logrado
Mengele
sonríe complacido.
-Sabes Colman, lo que más cuenta
para mí es nuestra amistad; de no ser por todo lo que está pasando nunca te
hubiera conocido. Porque más que un ario, más que un guna, eres mi hermano.
Mengele
extiende su mano derecha y Urracá iba a realizar el mismo gesto cuando apareció
uno de los gunas en taparrabo anunciando con aires de urgencia lo siguiente.
-¡¡Se acercan los latinos, se
acercan los latinos!!
-Creo que las autoridades de Panamá
todavía no se resignan a perder la comarca.
-Esos latinos buscan cualquier
excusa con tal de volver a ocuparnos; creo que tiene que ver con esa lancha
cargada de licor que decomisamos y que estaban persiguiendo. Pero no toman en
cuenta algo, todo sucedió en nuestro territorio.
-Es la ley seca4
, le están
haciendo el favor a los americanos.
-¿Y qué?, ellos buscan cualquier
excusa con tal de ocupar nuevamente nuestras tierras
Cuando
apenas escucharon los primeros gritos del mensajero, todos los gunas, hombres,
mujeres y niños abandonaban sus chozas o lo que estaban haciendo con la prisa
de un relámpago, sin llegar a vacilar. Lo hacían en una perfecta sincronía, sin
desesperarse, sin vacilar ni mirar atrás; imperaba el miedo pero también la disciplina, en medio del sonido de
las ráfagas de metralla que cada vez se escuchaban más cerca.
Las
mujeres y los niños se refugiaban en el centro de las islas, donde los ancianos
los esperaban rodeados de cocoteras. Los hombres tomaron sus rifles y se ponían
en posiciones de tiro desde dentro de las chozas, que ahora no eran más que
muros de contención para los invasores.
Urraca
uso una pata de cabra para abrir la tapa de una gran caja de madera que estaba
justo al lado suyo para sacar su valioso contenido: rifles mousser de
fabricación alemana. Seguidamente, el joven lanzaba las armas a sus paisanos
con el fin de que las pudieran atrapar; le lanzó una de manera muy brusca hacia
Sigried, que le hubiera golpeado la cara si no hubiera sido por su destreza al
atraparla.
-Ustedes nos hicieron un gran favor
donándonos estos rifles mousser, ahora a la carga.
En
ese instante, una granada de mano cayó sobre una de las chozas cercanas a
ellos, generando una gran explosión que hizo que todos cayeran al suelo. Tanto
Colman como Mengele se incorporaron rápidamente; el primero corrió rápidamente
en dirección a la playa alzando su rifle en señal de desafío seguido a diez
pasos por el segundo, ambos haciendo caso omiso de la lluvia de balas que venía
directo a ellos.
- ¡¡Tú dirige el flanco derecho, yo
el centro!!
- ¡¡Espera, estás demasiado
expuesto, yo te cubriré hasta donde tengas que llegar!!
- ¡¡Eres un necio, niño blanco!!
- ¡¡Soy un Mengele, es un mal de
familia!!
-Júpiter, ¿te pasa algo?
Continuará...
Para leer desde el inicio, cliquee aquí
Este enlace te conectara con la canción del grupo "Alborada", la misma que me inspiro a hacer esta historia. Si bien es cierto que el video no se corresponde con lo aquí escrito, dado a que el personaje aun no cuenta con uno, recomiendo que se escuche la música aparte mientras se lee lo aquí escrito.
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