El traidor
Habían
pasado varios días y el gran entusiasmo que generó el regreso de Agravaine se
fue diluyendo, para dar paso a que la vida volviera a su cauce normal. Cierta
ocasión, el nuevo héroe de Camelot caminaba por los interiores de la fortaleza
hasta llegar a espacios más abiertos, siendo esporádicamente saludado por todo
el mundo, quienes lo felicitaban por sus hazañas; en uno de esos lapsos,
aterrizó en la mano de Agravaine una paloma mensajera, con un mensaje atado a
su pata, que él delicadamente sacó. Sin saberlo, era seguido por Fukushu, que
lo observaba sigilosamente a cierta distancia, escondiéndose a ratos de su
presencia.
Arturo
había ordenado la captura del traidor de Mordred, cuyo paradero aún se
desconocía, siendo la principal razón por la que convocó una reunión de todos
sus caballeros a la mesa redonda.
- Parece ser que se lo ha tragado
la tierra - se quejaba Arturo -, incluso los súbditos pictos le tendieron una
fracasada emboscada allá en el norte, es como si supiera todos nuestros
movimientos.
- Tal vez éste protegido en la
fortaleza de Morgana - agregó Agravaine -, ella es una hechicera muy poderosa.
- No dudo que la fortaleza de
Morgana sea una buena guarida - añadió Arturo -, sin embargo ese lugar
está protegido por magia, nadie nunca ha llegado allí pero eso no
necesariamente significa que esté en ese lugar todavía, en algún momento
debe salir si es que quiere buscar aliados y continuar su lucha para
destronarme.
- ¿Donde está Merlín? - preguntó
Lancelot -, es más poderoso que Morgana, sabría qué hacer.
- Merlín está ocupado tratando de
contener la magia de Morgana, de lo contrario ahora mismo Mordred sería rey -
dijo tajantemente Arturo.
Súbitamente, se paró de forma impetuosa
Sir Morgan, que dijo lo siguiente.
- Su majestad, le pido que me
conceda el honor de buscar a mi hermano, lo voy a traer ante usted.
Todo el
mundo en la mesa redonda lo miraron sesudamente, sabían del grado de
consanguinidad que tenían ambos por ser hermanos. Arturo, muy educadamente le
respondió.
- Querido Morgan, sé que has
demostrado ser un digno vasallo en la última batalla, lo que no significa que
vayas a ser el elegido para tan delicada misión. Yo podría concederte el honor
que tanto deseas, al punto que quiero llegar es que aquí nadie confía en ti, no
desde que le quité los derechos de sucesión a tu hermano, además trataste de
matarme.
Agravaine agregó lo siguiente
Agravaine agregó lo siguiente
- Majestad, tal vez la razón por
la que Mordred escape de sus manos, es que entre nosotros hay un traidor.
Luego de decir esto, todas las
miradas de los caballeros se dirigieron a la figura de Morgan, quien se puso
atónito.
- ¿Seré yo rey?
Apareció Fukushu, quien al ver a
Morgan en problemas mencionó lo siguiente.
- Puedo ayudarlo a encontrar a su
traidor, si usted me lo permite.
Arturo se levantó de su silla,
con gesto de rigurosa autoridad dijo lo siguiente.
- Pese a que no dudo de tus
excepcionales facultades, este asunto es muy delicado. Sólo te advierto una
cosa, si no traes pruebas contundentes de la identidad del traidor vamos a
sospechar de ti, te concedo tu petición.
- Será un honor - expresó Fukushu
inclinando su cabeza hacia adelante, luego se retiro.
- ¿Quién es aquel personaje,
majestad? - preguntó Agravaine.
- Es Miyamoto Fukushu, el
emisario japonés que pidió mi ayuda para recuperar una espada que Mordred le
robó a su emperador.
- Espero que sea tan honorable
como usted dice, majestad - dijo Agravaine.
En la
noche siguiente, cuando Fukushu dormía profundamente, alguien tocaba su puerta
insistentemente. El ninja, que estaba desnudo, se puso unos ligeros pantalones
de lana que encontró, tomó una de sus pequeñas espadas, para acercarse a la
puerta con el sigilo y la serenidad de alguien que estaba muy despierto. Al
estar junto a ella, dijo en tono audible.
- ¿Quién es?
- Soy yo Cinnia, por favor, abre
la puerta.
Fukushu
se deshizo de forma rápida y silenciosa de su espada, luego abrió, llegando a
contemplar a la pálida y hermosa rubia, con ligero traje de dormir, que le
expresó lo siguiente.
- Fukushu san, disculpa que te
despierte de esa forma, a esta hora, te he buscado todos estos días a cada
momento, pero nunca te llegue a ver.
- Estaba atendiendo algunos
protocolos diplomáticos a lo largo del país, no fue intencional.
- ¿Puedes entrenarme para
combatir?, se lo he pedido a Agravaine, mas él dice que el combate es asunto de
hombres.
- Que extraño, en mi país hay
mujeres que saben pelear.
- ¿De verdad?
- Sí, hubieron algunas que
llegaron a ser samurai en secreto, porque la filosofía samurai es muy viril sin
embargo, sí hay mujeres que se dedican al espionaje, estas saben varios tipos de
arte, incluso combatir (trató de evitar decir ninjas)
- Debe ser una vida muy
emocionante.
- Necesito saber una cosa, ¿qué
te mueve a querer aprender mi arte?
Cinnia tuvo que proceder a contar
su interés por aprender artes marciales.
- Hace dos años estaba en
una caravana con la reina Ginebra por las provincias del este, cuando fuimos
atacados por un grupo de invasores sajones.
Nos tuvieron en cautiverio como por dos
semanas, hasta que cierto día, tres de ellos me tomaron a mí y a otra cortesana
de nombre Ivonne, a una de las casas de aquel pueblo que habían ocupado; allí
uno de ellos comenzó a dar rienda suelta a su perversión, empezando por
Ivonne, a quien se dispuso a violar, dejándola luego de un leve
forcejeo, cargada entre sus piernas contra la pared. Yo traté de detenerlo,
pero él con su mayor fuerza física me empujó hacia el suelo, sabía que yo sería
la siguiente. De pronto, la puerta cayó derrotada al suelo, permitiendo la
entrada de Sir Lancelot, quien finalmente nos rescató. Como te diste cuenta,
vivimos en una época muy difícil en Gran Bretaña, siendo nosotras muchas veces
una especie de trofeo.
- Esa situación que me cuentas
también se da en mi país, es una pena el pobre trato que les dan a ustedes no
significa que yo sea como ellos.
- Yo siempre supe que eras
diferente.
- Tengo una pregunta para ti,
¿por qué siempre estás tan cerca de los reyes?
- Es que soy sobrina de Arturo,
hija de Sir Bram Pendragon, hermano de Uther Pendragon, padre de Arturo. Mi
padre murió en una batalla y mi madre al poco tiempo de haberme concebido, por
lo cual el rey me adoptó como hija.
- Él debe quererte bastante,
bueno, manos a la obra, vamos a realizar por esta noche unos cuantos
ejercicios de respiración, eso no molestará a los que siguen dormidos.
Tratemos de hacer esto sin ser descubiertos, así evitamos los prejuicios.
- Está bien.
Bajo la
inmaculada luz de luna que se filtraba por la ventana de Fukushu, los
dos realizaron ejercicios parecidos al tai chi, con los cuerpos ligeramente
descubiertos por la poca ropa que usaban. A Cinnia y a Fukushu las sombras
dejaban ver los bien tonificados músculos de ambos, Cinnia con sus brazos y
largo cuello descubiertos, mientras las extremidades superiores de Fukushu
estaban completamente visibles, dejando ver el fruto de su cruel entrenamiento.
Todo lo hacían con los pies descalzos.
Pasaron
los días, estando Fukushu alternándose en entrenar a Cinnia y a los caballeros
de la mesa redonda.
Una
ocasión, estando los dos en la reserva de caza de Arturo, en un combate de
práctica entre golpes y bloqueos, frente a frente, Fukushu puso rápidamente sus
talones detrás de los de Cinnia haciéndola perder balance, luego le dio un
empujoncito en el hombro; justo antes de caer, Fukushu la agarra
por su hombro, dejándose llevar por el peso de ella hacia adelante.
La cabeza de Cinnia no llegó a tocar el suelo,
sujetada por el fuerte brazo del ninja; éste logró evitar a tiempo caer sobre
las extremidades superiores de la chica, quedando apoyado en su otro antebrazo
contra el suelo pero en una posición en donde se quedaron mirando frente a
frente.
- ¿Estás bien? - interrogó
él.
Ella prorrumpió en risas.
- Sí, sé que debo tener más
cuidado, pero ese movimiento fue genial.
Se empezaron a escuchar ruidos de
cascos, como de una comitiva.
- Ese debe ser la comitiva de
caza de mi tío.
- Salgamos de aquí, no
podemos permitir que nos vean - dijo Fukushu.
Los dos se escabulleron por la
espesa masa de árboles.
Más
tarde, en un campo abierto, Fukushu estaba entrenando al rey Arturo y a sus
caballeros, mostrándoles técnicas de esgrima con espadas de madera; todos
imitaban con atención al ninja siguiendo sus movimientos con una precisión
absoluta, pareciendo todos copias de un mismo personaje.
- Los felicito, están progresando
- dijo Fukushu -, ahora es momento de realizar combates de demostración cuerpo
a cuerpo, mi querido rey, ¿acepta ser participante del primer encuentro?
El rey, que nunca rehuía un
combate, accedió.
-
Estoy ansioso Fukushu san, comencemos.
Fue un
duelo interesante, los embates de las espadas eran contundentes y directos, sin
dar en alguna parte corporal porque los hábiles guerreros lograban bloquear
cada uno a tiempo su correspondiente estocada, aunque algunas veces se podía
ver a Fukushu en apuros, teniendo que usar sus buenos reflejos ciertas
ocasiones para evitar ser golpeado por los duros embates del gigantesco
monarca.
En medio
de patadas y golpes ocasionales, era común ver a Fukushu retroceder lentamente
o resistir, a la vez que Arturo avanzaba, quizá por su mayor envergadura, lo
que no le quitaba merito como combatiente, su esgrima era impecable. Finalmente
fue el japonés quien dio la estocada final, al arrebatarle de las manos la
espada de Arturo, de un estoque fulminante, para luego poner el filo de su
madera en la yugular del rey.
- Es usted un buen peleador,
majestad, sólo recuerde que la espada no es un mazo, es un arma de precisión
absoluta; sea como el árbol de bambú, fuerte y flexible a la vez, o Mordred se
lo hará saber el día de la batalla.
- Me gustaría poder sembrar
alguno de esos árboles en mi reino.
- Lamentablemente no traje
semillas, ahora podemos....
En ese
momento fue interrumpido por Sir Morgan, que portando dos espadas de madera en
cada mano, se acercó al frente, donde estaban todavía Arturo y Fukushu, mirando
frente a frente a los demás, luego se puso a hacer acrobacias con sus espadas,
tirándolas en el cielo como si fueran batutas, para volverás a agarrar, luego
pasándolas entre las piernas, siguiendo con algunas katas con espada
perfectamente ejecutadas, todo en medio de sus aullidos de gato; al final
anunció siguiente.
- sajuaaaaaaayaaaaaa!!!, ¿quién
de ustedes osa retarme?
- Morgan, esta práctica no es para
ti, tú ya estás entrenado en las técnicas.
- Lo sé, sucede que estoy
aburrido, como tú no estás por allí para jugar al samurai, no tengo más remedio
que buscar con quien, ¿quién se atreve? - preguntó con tono de osadía.
Los otros
le hacían miradas, que se debatían entre la indignación o la sorpresa, quedando
en estado de total inacción. Morgan los miró y dijo lo siguiente.
- ¡¡Bah!!, está bien, ¿no me
quieren retar?, voy a hacer algo más útil que contender con un caballero de la
mesa redonda.
Inmediatamente
después de decir esto, de entre sus compañeros se puso adelante Sir Lancelot,
para aceptar el desafío.
- Querido Sir Morgan, no es que
nadie quiera aceptar tu atrevido reto, es que demasiadas cosas has hecho en
Camelot, siempre causando polémicas a tu paso, como cuando trataste de matar al
rey, de modo que sigues sin ser un guerrero muy honorable. Ahora que el propio
rey te ha aceptado nuevamente en la orden, todavía sigues sin demostrar ni una
pisca de honor, pero de todos modos acepto tu reto, porque si hay una manera de
recuperar tu honra es precisamente demostrándote que podemos honrar tu desafío,
así que acepto, ¡¡en guardia!!!
Ambos
guerreros se pusieron en posición de defensa, Morgan moviéndose con el cuerpo
en posición lateral, con las espadas en cada mano, levantada paralelas a la
posición del cuerpo; Lancelot con la guardia alta, su katana alzada por encima
de su cabeza por sus dos manos, ambos sin dejar de mirarse a los ojos, el
primero que atacó fue Morgan, con sus dos espadas a la vez, que parecía hacer
retroceder a Lancelot, quien sólo se limitaba a protegerse.
Un
intenso duelo de práctica, siendo la mayoría de las veces dominado por Morgan,
que trataba de dar efectivas estocadas al cuerpo de su rival, que tenía una
magistral defensa; en algunas ocasiones Lancelot lograba el dominio, pese a que
sólo tenía una espada, hasta que finalmente, cuando Morgan había pensado que
bloqueó la siguiente estocada de Lancelot, formando una x que elevaba el arma
de su rival algo hacia arriba, resultó ser que Lancelot logró colar el arma por
encima de la x, para llegar a tocar la yugular de Morgan.
- Yame Morgan, excelente
demostración, Lancelot, sigue así.
- Gracias Fukushu.
- Eso fue pura suerte Lancelot,
estabas a punto de perder.
- Ahora todos ustedes, divídanse
en grupos de dos, practiquen los movimientos, Morgan, tú ven acá.
Se enfrascó en una algo tensa
discusión con Morgan.
- ¿Morgan, cómo se te ocurre
irrumpir de ese modo, no te das cuenta de que estás en una situación delicada?,
¡¿eres sospechoso de traición, estoy tratando de limpiar tu nombre?!
- Dime una cosa Fukushu, ¿qué
haces tú coqueteando con la sobrina del rey?
En ese
momento Fukushu pareció ponerse rígido, luego hizo una inhalación profunda,
para mirar de forma serena a los ojos de Morgan, cosa que no pudo evitar que en
los ojos del nipón se reflejara una furia que trataba de disfrazar.
- ¿A ti quien te dijo que estoy
tan cerca de ella?
- Jua, jua, oye ninja, no eres el
único que sabe como espiar y eso que no soy mucho mejor que tú.
- Escucha Morgan, no tengo
ninguna relación íntima con Cinnia, ella sólo me pidió el favor que la
entrenara, porque teme por su vida en medio de tanta guerra, jamás me
interpondría entre ella y su Agravaine.
- ¿Y si Arturo se entera de que
tú estás así de cerca de su sobrina, crees que pensará que es algo más que
inocente?
Fukushu, dando muestras de
serenidad, le lanzo una mirada fulminante a él, al mismo tiempo que decía lo
siguiente.
- De ser así, antes de que tú se
lo vayas a decir, te habrá ocurrido un accidente.
Y se fue,
caminando de una manera sigilosa y veloz hasta regresar con los demás
caballeros, quienes seguían practicando. Morgan en cambio, parecía petrificado,
pero trató de disimularlo y se retiro por su lado.
En algún
otro lado, por esa misma área geográfica, Mordred, con armadura pero sin casco,
estaba practicando con espadas de verdad con un compañero, quien estaba
completamente revestido de su armadura.
- Mordred, ¿por qué no te pones
el casco?, esto es muy peligroso.
- Lo que hago, no es incumbencia
de nadie, ¡¡pelea!!!
El
caballero trató de dar con lo que pudo a Mordred, quien esquivo todo con
reflejos de rayo, hasta que finalmente logró asestar una estocada, que fue
bloqueada por la Ryu de Mordred, que al empujarla hacia un lado, le logró
arrancar el brazo al otro, quien se arrodilló en agonía al piso.
- ¡¡¿Mordred, qué hiciste?!!
- Lo siento mucho, esta práctica
se me salió de las manos.
Mordred
procedió a cortarlo con la katana, partiéndolo en dos, siendo observado a
cierta distancia por Hinoi, quien para mostrar su complacencia, le hizo el
saludo de inclinar la cabeza, a lo que Mordred respondió de igual modo.
Otro de los caballeros, se le
acercó a Mordred para increparle.
- ¿Por qué hiciste eso?, Sir
Oscar era uno de nuestros mejores guerreros.
- Fue un accidente, ¿quieres ser
tú el próximo?, necesito practicar más.
Se retiró, pasando cerca de Hinoi, quien lo felicitaba en
voz baja, luego llegó de la nada Morgana, que le preguntó al ninja.
- ¿Cómo ve el progreso de mi hijo
con la espada?
- Su hijo es un guerrero
formidable, un verdadero asesino a sangre fría, dudo que Arturo pueda con él.
- No creo que tenga oportunidad -
murmuró ella.
Momentos
después, en la noche, unos cuatro caballeros se habían reunido en un cuarto
iluminado con antorchas, cuya entrada estaba entre los pasadizos secretos de
Camelot. Uno de los caballeros eran Sir Agravaine, los otros tres eran unos
desterrados de la corte de Arturo, Sir Aldair, Sir Douglas y Sir Percy, quienes
entablaban el siguiente diálogo.
- ¿Mordred sabe algo de esto? -
pregunto Sir Douglas.
- No he tenido tiempo de
comunicarme con él, la actividad en el reino ha sido bastante intensa - confeso
Agravaine.
- ¿Que se supone que hacemos
aquí?- pregunto Sir Aldair.
- Es que hoy fueron las
patronales de San Albano, todo el mundo está borracho, así que se me ha
ocurrido una forma rápida de acabar con este conflicto, vamos a matar al rey.
Los otros tres caballeros
quedaron boquiabiertos al oír esto.
- Aunque eso sea verdad, aun
queda pendiente un detalle - añadio Sir Douglas - el mago Merlín.
- Hace semanas que no lo veo por
aqui - respondió Agravaine -, es ahora o nunca.
- Entonces manos a la obra -
continuo Sir Percy
- ¿Así que ese fue el motivo de
que últimamente estés tan distante? - se escucho una voz femenina
- Y ustedes, Sir Aldair, Sir
Douglas, Sir Percy, ¿tienen tan poca vergüenza que ahora regresan a Camelot?
Era Cinnia, quien no daba crédito
a lo que escuchaba.
- Cinnia, por favor, escúchame...
- Tuve tiempo de escucharte
durante todos estos años, mientras hacíamos algo más que íntimo por estos
pasadizos secretos. Te has comportado de manera esquiva, siempre sin casi
darme razones, ¿qué te hace pensar que ahora confiare en ti?, ¡¡¡yo te amaba!!!!
- ¡¡¡Sir Aldair a ella!!! - ordeno
Sir Agravaine.
La bella
joven logro darle una zancadilla y tumbarlo de frente contra el suelo con un
movimiento parecido al judo, lo que hizo que Agravaine le dijera a los otros
dos que hicieran el trabajo, ella tomo a uno, lo levanto en el aire en forma de
arco para estrellarlo contra el otro y justamente cuando se iba a enfrentar a
Agravaine, este desenvaino su katana para enfrentarla. En ese momento, ella
huyó, gritando auxilio para que la socorrieran.
Mientras
Cinnia huía de sus perseguidores a través de los pasillos secretos de la
fortaleza, Agravaine hizo una pausa para ver cómo estaban sus compañeros; Sir
Douglas y Sir Percy, pese a que todavía estaban aturdidos por las llaves
marciales que les aplicó la muchacha, estaban recuperándose satisfactoriamente,
no así Sir Aldair, quien seguía inconsciente en el suelo.
- Él todavía está vivo, lo malo
es que en ese estado no nos será de mucha ayuda - dijo Agravaine.
- ¿Qué hacemos? - interrogó Sir
Douglas.
- No podemos permitir que esa
niña avise a los demás de lo que estamos tramando, ¡¡atrapémosla y la
asesinamos!!! - concluyó Agravaine.
Oh, oh... Cinnia se metió en problemas. Pero esto significa que Fukushu ahora tiene camino libre, ji, ji, ji, ji, ji... ¡Saludos!
ResponderEliminarPero esto aún no acaba, ¿la suerte es loca, verdad?
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