viernes, 5 de julio de 2013

Un ninja en la corte del rey Arturo (2da parte)

Capítulo 2



El interrogatorio de Morgan

Poco tiempo después, les presentaron ante Fukushu a los prisioneros, que tenían toda clase de moretones y heridas a lo largo del cuerpo, producto de las torturas samurái a las que fueron sometidos; sus manos estaban atadas con fuertes cuerdas. Eran vigilados por varios samurái

- Les hemos aplicado todas las llaves de judo y cualquier otra tortura posible, ninguno ha querido hablar, tienen una voluntad de hierro. Incluso llegamos a matar a dos de ellos y nada!!!!

- O demasiado miedo en su corazón - agregó Fukushu - general, ahora es mi turno. Voy a escoger a él

Señaló hacia Morgan, el hermano de Mordred.

- Espero que con tus artes poco honorables, logres lo que nuestros distinguidos guerreros no lograron, quiero que me hagas dejar de dudar.

- Después que termine este asunto de la espada Ryu, arreglaré cuentas contigo, samurái.
Tajiri sacó velozmente su katana, parando justo a tiempo para no rebanar la cabeza de su acérrimo rival.

- Te agradezco que no dejes mi espada esperando ninja, lo deseo con ansias.

Fukushu se hizo encerrar junto con Morgan en uno de los inmundos calabozos del palacio imperial. Allí, solos los dos, siendo iluminados por la luz tenue que venía de los barrotes de aquella vetusta cárcel, comenzaron un interrogatorio intenso.

- Enano, si crees que con tus trucos de magia vas a hacer que te des las  respuestas que quieres, estás muy equivocado. Hice un juramento y lo cumpliré como un caballero.

No me impresionan ni las dimensiones de sus cuerpos, ni su férrea voluntad, bárbaro - decía Fukushu en una voz intimidante -, voy a mostrarte tus peores miedos.

- Yo no le temo a nada.

- ¿Por qué insiste en servirle a aquel que te traicionó!!!

- ¡¡Es mi hermano, aquel al que el indigno Arturo le negó su derecho al trono que como hijo le pertenece!!

- ¿Así que son hermanos?

- ¡¡Cállate, eso no te compete a ti!!!

El bárbaro lanza un ágil golpe marcial hacia su interrogador, quien se movió a la velocidad de fantasma, evitando el mortífero impacto.

- ¡¡¡Donde estás cobarde!!

- Estoy en todas partes.

Morgan se puso en posición de defensa, como un karateca, dando golpes a diestra y siniestra en la dirección en que escuchaba su voz.

- Deja de jugar al fantasma y pelea como un samurái!!!

- Ja, ja, no soy un samurái, soy un ninja y aunque demuestras un perfecto dominio de nuestras técnicas de combate, eso no te va a salvar de mis poderes místicos.

Unas columnas de incienso comenzaron a elevarse frente a Morgan, tan densas que apenas podía ver el resto del calabozo. La tenue luz de afuera hacía visible a las columnas de humo, dándoles un aspecto tétrico, en medio de la poca visibilidad. De pronto, se hizo visible poco a poco, los contornos de una calavera, frente al rostro de Morgan, hasta quedar completamente visible; la calavera movió su mandíbula y pareció decir.

- ¿Es cierto que Mordred significa muerte, verdad?!!!! - la calavera empezó a mover violentamente su mandíbula, como si quisiera devorar al infortunado.

El caballero entró en pánico, cayendo al suelo en el acto, amortiguando la caída con sus antebrazos.

-¡¡¡¡Aaaaaaah, basta fantasma, no más!!!!! - dijo agitado-, está bien, te diré la verdad, ese nombre se lo puso mi madre, Morgana Le Fay, a quien el indigno Arturo despreció. Ella le puso Mordred para rememorar su deseo de venganza, contra su propio padre, mi padrastro Arturo.

- ¿Con que Morgana es madre de los dos?

- Sí, por eso decidí apoyar la causa de mi hermano, al que mi padrastro nunca quiso reconocer como caballero de la mesa redonda.

- ¿Eso por qué?

- Saberlo no te incumbe, sólo sé que tienes razón, él me dejó varado aquí. Vinimos al oriente para aprender nuevas técnicas de combate con que derrotar a Arturo y sus caballeros, además de comprar algunas armas, pero jamás pensé que veníamos a robar una espada y mucho menos que mi propio hermano me traicionaría.

- Entonces eso nos hace aliados.

- No me agrada pensarlo, sin embargo, dadas las circunstancias, me uno a ti, no para ayudar a Arturo, a quien sigo despreciando, es para vengarme de mi hermano, porque después de todo tienes razón, no vale la pena jurarle lealtad a quien no te la da.

Fukushu lo ayuda a levantarse del suelo y dice.

- Tú serás mi guía en esas extrañas tierras, me ayudarás a cumplir mi cometido, que es recuperar la espada de mi emperador y vengarme de los que ofendieron su hospitalidad. Yo tampoco voy a ayudar a ningún Arturo, ni me interesa saber quién es.

- Sigamos adelante.

Sin que se diera cuenta, Fukushu lanzó hacia atrás la calavera que utilizó para su truco, que cayó donde estaban los demás huesos de alguien que anteriormente murió allí.

Luego de su exitoso interrogatorio a Morgan,  Fukushu se presentó nuevamente ante su emperador y le dijo lo que iba a hacer.

- Majestad, los bárbaros se dirigen al país de nombre Gran Bretaña, en el fin del mundo, solicito su permiso para organizar una expedición para capturarlo.

- Una empresa noble pero arriesgada, ¿a quién pondrás a cargo?

El ninja vaciló por un momento, luego respondió al emperador

- Yo mismo seré, el elegido.

El emperador no pudo ocultar su cara de sorpresa e incomodidad. Sabía que Fukushu era casi irreemplazable
.
- ¿Tú Fukushu, mi mejor hombre?, eso complicaría mi posición frente a mis enemigos.

Tuvieron una acalorada discusión, siempre tratando de no llegar a exacerbar los ánimos, hasta que, finalmente, Fukushu lo convenció con la siguiente sentencia.

- Debo ser yo, entienda, debo expiar mi culpa por no haber tomado la espada, cuando Mordred estaba frente a mí. Sé que solamente soy un indigno ninja, por favor, permítame demostrarle que también tengo honor y si nunca regreso, al menos tenga la seguridad que moriré intentándolo.

El emperador se conmovió con sus palabras, puso la mano en uno de los hombros de Fukushu y dijo

- Fukushu, me has demostrado constantemente tu lealtad a lo largo de los años, no voy a quitarte ese privilegio. Te daré uno de los mejores barcos de mi flota, con marinos expertos, dispuestos a dar la vida igual que tú

- Arigato - dijo el ninja inclinando la cabeza - ah, otra cosa más, necesito que me permita llevarme a Morgan.

- ¿Morgan, uno de los bárbaros prisioneros?

- Así es, él será mi guía en esa tierra extraña y si algo sale mal yo mismo lo mataré

- Entonces, está decidido - concluyó el emperador

- Dejaré encargado como jefe de ninjas a mi mejor discípulo Saito.

- ¿Saito? - se sorprendió Tensai - él es demasiado joven.

- Yo también lo fui, cuando fui escogido.

- Confiare plenamente en el ninja Saito.

Fukushu salía del palacio imperial, cuando de pronto una grulla, que estaba encaramada en la rama de un frondoso árbol, bajó hasta él, tomando al aterrizar la forma de Kijutsu, el hechicero imperial.

- Kijutsu, ¿a qué debo el honor de tu presencia?

- Oí que vas a ir hasta el fin del mundo, por eso quería darte algo antes que te fueras.

- Me sorprende que me lo preguntes, hechicero, aunque ahora que lo pienso, no entiendo por qué el emperador no te envía a ti en lugar de mí, soy sólo un hombre, tú un mago poderoso.

- Es que soy más indispensable aquí al lado de mi emperador.

- Entonces espero lo que me vas a dar

El hechicero hizo aparecer con su magia una especie de envase de jade curvo, de tamaño algo pequeño, con tapa del mismo material y unida a una agarradera de cuero delgada que le permitía ser sujetada por las extremidades superiores del cuerpo, como si fuera una bolsa de pequeño cargamento.

- Esto es una poción mágica, te será de mucha ayuda cuando estés al borde de la muerte

- No necesito que te apiades de mí, he estado al borde de la muerte más de una vez, nunca he necesitado ayuda extra

El hechicero meneó la cabeza suavemente, en gesto de incredulidad y dijo en voz suave.

- Ah muchacho, siempre demasiado confiado en tu fuerza, debes aprender que nunca debes decir nunca, el destino siempre está lleno de sorpresas.

El ninja tomó lo que el hechicero le ofreció, para tratar de ser amable, después de todo, era un regalo.

- Gracias, lo usaré cuando lo necesite.

Cuando se retiraba caminando a paso ligero, el hechicero pronunció una frase detrás de él.

- ¡¡Lo necesitarás cuando menos lo esperes!!!

 

 



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