Capítulo 2
El interrogatorio de Morgan
Poco tiempo después, les presentaron ante Fukushu a los prisioneros, que
tenían toda clase de moretones y heridas a lo largo del cuerpo, producto de las
torturas samurái a las que fueron sometidos; sus manos estaban atadas con
fuertes cuerdas. Eran vigilados por varios samurái
- Les hemos
aplicado todas las llaves de judo y cualquier otra tortura posible, ninguno ha
querido hablar, tienen una voluntad de hierro. Incluso llegamos a matar a dos
de ellos y nada!!!!
- O demasiado
miedo en su corazón - agregó Fukushu - general, ahora es mi turno. Voy a
escoger a él
Señaló hacia
Morgan, el hermano de Mordred.
- Espero que con
tus artes poco honorables, logres lo que nuestros distinguidos guerreros no
lograron, quiero que me hagas dejar de dudar.
- Después que
termine este asunto de la espada Ryu, arreglaré cuentas contigo, samurái.
Tajiri sacó
velozmente su katana, parando justo a tiempo para no rebanar la cabeza de su
acérrimo rival.
- Te agradezco que
no dejes mi espada esperando ninja, lo deseo con ansias.
Fukushu se hizo encerrar junto con Morgan en uno de los inmundos
calabozos del palacio imperial. Allí, solos los dos, siendo iluminados por la
luz tenue que venía de los barrotes de aquella vetusta cárcel, comenzaron un
interrogatorio intenso.
- Enano, si crees
que con tus trucos de magia vas a hacer que te des las respuestas que
quieres, estás muy equivocado. Hice un juramento y lo cumpliré como un
caballero.
No me impresionan
ni las dimensiones de sus cuerpos, ni su férrea voluntad, bárbaro - decía
Fukushu en una voz intimidante -, voy a mostrarte tus peores miedos.
- Yo no le temo a
nada.
- ¿Por qué insiste
en servirle a aquel que te traicionó!!!
- ¡¡Es mi hermano,
aquel al que el indigno Arturo le negó su derecho al trono que como hijo le
pertenece!!
- ¿Así que son
hermanos?
- ¡¡Cállate, eso
no te compete a ti!!!
El bárbaro lanza un ágil golpe marcial hacia su interrogador, quien se
movió a la velocidad de fantasma, evitando el mortífero impacto.
- ¡¡¡Donde estás
cobarde!!
- Estoy en todas
partes.
Morgan se puso en posición de defensa, como un karateca, dando golpes a
diestra y siniestra en la dirección en que escuchaba su voz.
- Deja de jugar al
fantasma y pelea como un samurái!!!
- Ja, ja, no soy
un samurái, soy un ninja y aunque demuestras un perfecto dominio de nuestras
técnicas de combate, eso no te va a salvar de mis poderes místicos.
Unas columnas de incienso comenzaron a elevarse frente a Morgan, tan
densas que apenas podía ver el resto del calabozo. La tenue luz de afuera hacía
visible a las columnas de humo, dándoles un aspecto tétrico, en medio de la poca
visibilidad. De pronto, se hizo visible poco a poco, los contornos de una
calavera, frente al rostro de Morgan, hasta quedar completamente visible; la
calavera movió su mandíbula y pareció decir.
- ¿Es cierto que
Mordred significa muerte, verdad?!!!! - la calavera empezó a mover
violentamente su mandíbula, como si quisiera devorar al infortunado.
El caballero entró
en pánico, cayendo al suelo en el acto, amortiguando la caída con sus
antebrazos.
-¡¡¡¡Aaaaaaah,
basta fantasma, no más!!!!! - dijo agitado-, está bien, te diré la verdad, ese
nombre se lo puso mi madre, Morgana Le Fay, a quien el indigno Arturo
despreció. Ella le puso Mordred para rememorar su deseo de venganza, contra su
propio padre, mi padrastro Arturo.
- ¿Con que Morgana
es madre de los dos?
- Sí, por eso
decidí apoyar la causa de mi hermano, al que mi padrastro nunca quiso reconocer
como caballero de la mesa redonda.
- ¿Eso por qué?
- Saberlo no te
incumbe, sólo sé que tienes razón, él me dejó varado aquí. Vinimos al oriente
para aprender nuevas técnicas de combate con que derrotar a Arturo y sus
caballeros, además de comprar algunas armas, pero jamás pensé que veníamos a
robar una espada y mucho menos que mi propio hermano me traicionaría.
- Entonces eso nos
hace aliados.
- No me agrada pensarlo,
sin embargo, dadas las circunstancias, me uno a ti, no para ayudar a Arturo, a
quien sigo despreciando, es para vengarme de mi hermano, porque después de todo
tienes razón, no vale la pena jurarle lealtad a quien no te la da.
Fukushu lo ayuda a
levantarse del suelo y dice.
- Tú serás mi guía
en esas extrañas tierras, me ayudarás a cumplir mi cometido, que es recuperar
la espada de mi emperador y vengarme de los que ofendieron su hospitalidad. Yo
tampoco voy a ayudar a ningún Arturo, ni me interesa saber quién es.
- Sigamos
adelante.
Sin que se diera cuenta, Fukushu lanzó hacia atrás la calavera que
utilizó para su truco, que cayó donde estaban los demás huesos de alguien que
anteriormente murió allí.
Luego de su exitoso interrogatorio a Morgan, Fukushu se presentó
nuevamente ante su emperador y le dijo lo que iba a hacer.
- Majestad, los
bárbaros se dirigen al país de nombre Gran Bretaña, en el fin del mundo,
solicito su permiso para organizar una expedición para capturarlo.
- Una empresa
noble pero arriesgada, ¿a quién pondrás a cargo?
El ninja vaciló
por un momento, luego respondió al emperador
- Yo mismo seré,
el elegido.
El emperador no pudo ocultar su cara de sorpresa e incomodidad. Sabía
que Fukushu era casi irreemplazable
.
- ¿Tú Fukushu, mi
mejor hombre?, eso complicaría mi posición frente a mis enemigos.
Tuvieron una acalorada discusión, siempre tratando de no llegar a
exacerbar los ánimos, hasta que, finalmente, Fukushu lo convenció con la
siguiente sentencia.
- Debo ser yo,
entienda, debo expiar mi culpa por no haber tomado la espada, cuando Mordred
estaba frente a mí. Sé que solamente soy un indigno ninja, por favor, permítame
demostrarle que también tengo honor y si nunca regreso, al menos tenga la
seguridad que moriré intentándolo.
El emperador se conmovió con sus palabras, puso la mano en uno de los
hombros de Fukushu y dijo
- Fukushu, me has
demostrado constantemente tu lealtad a lo largo de los años, no voy a quitarte
ese privilegio. Te daré uno de los mejores barcos de mi flota, con marinos
expertos, dispuestos a dar la vida igual que tú
- Arigato - dijo
el ninja inclinando la cabeza - ah, otra cosa más, necesito que me permita
llevarme a Morgan.
- ¿Morgan, uno de
los bárbaros prisioneros?
- Así es, él será
mi guía en esa tierra extraña y si algo sale mal yo mismo lo mataré
- Entonces, está
decidido - concluyó el emperador
- Dejaré encargado
como jefe de ninjas a mi mejor discípulo Saito.
- ¿Saito? - se
sorprendió Tensai - él es demasiado joven.
- Yo también lo
fui, cuando fui escogido.
- Confiare
plenamente en el ninja Saito.
Fukushu salía del palacio imperial, cuando de pronto una grulla, que
estaba encaramada en la rama de un frondoso árbol, bajó hasta él, tomando al
aterrizar la forma de Kijutsu, el hechicero imperial.
- Kijutsu, ¿a qué
debo el honor de tu presencia?
- Oí que vas a ir
hasta el fin del mundo, por eso quería darte algo antes que te fueras.
- Me sorprende que
me lo preguntes, hechicero, aunque ahora que lo pienso, no entiendo por qué el
emperador no te envía a ti en lugar de mí, soy sólo un hombre, tú un mago
poderoso.
- Es que soy más
indispensable aquí al lado de mi emperador.
- Entonces espero
lo que me vas a dar
El hechicero hizo aparecer con su magia una especie de envase de jade
curvo, de tamaño algo pequeño, con tapa del mismo material y unida a una
agarradera de cuero delgada que le permitía ser sujetada por las extremidades
superiores del cuerpo, como si fuera una bolsa de pequeño cargamento.
- Esto es una
poción mágica, te será de mucha ayuda cuando estés al borde de la muerte
- No necesito que
te apiades de mí, he estado al borde de la muerte más de una vez, nunca he
necesitado ayuda extra
El hechicero meneó la cabeza suavemente, en gesto de incredulidad y dijo
en voz suave.
- Ah muchacho,
siempre demasiado confiado en tu fuerza, debes aprender que nunca debes decir
nunca, el destino siempre está lleno de sorpresas.
El ninja tomó lo que el hechicero le ofreció, para tratar de ser amable,
después de todo, era un regalo.
- Gracias, lo
usaré cuando lo necesite.
Cuando se retiraba caminando a paso ligero, el hechicero pronunció una
frase detrás de él.
- ¡¡Lo necesitarás
cuando menos lo esperes!!!
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