La gran idea loca de Einstein (Ríase un poco)

Un día, hace tanto tiempo, aunque a nivel cósmico sea muy poco, un joven Albert Einstein trabajaba en una aburrida oficina de patentes en Austria; estaba probando todo tipo de artefactos de gente que se creía genial. Lo peor del caso es que, en ese momento, estaba probando juguetes.

Uno de ellos era una bomba de juguete, que Einstein probo horas y horas hasta que se frustro. El hombre estaba enojado.

- ¡¿A quién se le ocurre crear una bomba de juguete que no funciona?! ¡¡Debe ser algún idiota que se creía inventor!!

El hombre tiro el juguete hacia atrás, lo que causo que el artefacto explotara,   haciendo volar los vidrios, los restos de los inventos y cuanta cosa estuviera presente. Por suerte para don Albert, no había nadie alrededor para que lo demandara, excepto un asistente técnico que estaba lo suficientemente lejos como para no verse afectado.

El asistente corrió hasta quedar frente a la entrada de la oficina, en medio de un denso humeral. Cuando poco a poco se disipo el humo, vio salir de la entrada, cuya puerta se hizo pedazos,  a un Albert Einstein mareado, dando más vueltas que la Tierra alrededor de su eje y hasta parecía que describía su movimiento de traslación alrededor del sol. Un montón de estrellas, tan numerosas como en la Vía Láctea, mantenían entretenido los ojos descolocados del futuro gran genio y su cabello oscuro parecía un puercoespín; de allí el origen de su ya conocido peinado.

- ¿Qué ocurrió don Albert? La oficina está hecha un desastre y usted parece viajar alrededor del cosmos.

Un aturdido Einstein, le respondió aún delirante.

- Bueno Wolfang, que sea esto un desastre es algo relativo; creo que acabo de descubrir cómo ocurrió el Big Bang.